"Dentro de cinco o seis meses tenemos que realizar unas modificaciones subsidiarias en el Ayuntamiento, así que no te preocupes". Éstas fueron las palabras de uno de los representantes institucionales de Kuartango cuando presenté mi solicitud de cambio de una finca rústica a urbana para construirme una casa. Pues bien, más de tres años han pasado desde entonces y su respuesta a día de hoy es que ya tienen recogidas las peticiones y que están a la espera, y me pregunto yo ¿a la espera de que?, ¿de que nos hartemos y busquemos otras opciones en otros pueblos como ya hicieron otros en el pasado?, ¿a que compremos las casas que cierta empresa constructora en tiempos de bonanza económica prometió construir en un terreno vendido por el Ayuntamiento?
Comprendo que unas modificaciones subsidiarias no se pueden hacer todos los días, pero una cosa es eso y otra que el Ayuntamiento, cuando hay un gran interés económico, pise el acelerador a tope, y cuando no, vaya a ritmo caribeño poniendo a prueba la paciencia de la ciudadanía.
No me cansaré nunca de decir que las instituciones están al servicio del ciudadano y deben aportar soluciones y no poner piedras en el camino, y me refiero a toda la institución pagada y o votada por los ciudadanos, desde la secretaria hasta el alcalde.