PARECE que les van a meter un puro, por colarse en la fiesta. Se trata de Tareq Salahi y su esposa, Michaele Salahi, pareja estadounidense de oficio gorrones y caraduras pero que, sin embargo, no hacen mal a nadie. Resulta que se presentaron en la recepción previa a la primera cena de Estado que ofrecía Barack Obama en la Casa Blanca y, contra todo pronóstico, se colaron sin invitación. No cenaron, porque su nombre no figuraba en las mesas instaladas, pero se saltaron todas las medidas de seguridad para plantarse en los salones del cóctel y hasta para saludar al presidente, charlar con él y hasta hacer unas risas juntos, que además les sacaron foto. Michaele, 44 años y ex modelo, y Tareq, 41 años, supuesto heredero de una bodega en ruina y jeta mayestático, llevan un carrerón de pleitos y tribunales a cuenta de estafas varias y pillerías con fines supuestamente benéficos. Les pillaron, a última hora, después de que se hartaran de canapés y besamanos, pero ahora les ofrecen hasta 500.000 dólares por contar en los platós cómo se colaron en la fiesta. Ya veis, la gente cómo se las va apañando. Aunque lo de colarse en las fiestas es vieja afición de personal venido a menos, don de gentes y fondo de armario, que se enteran por la prensa dónde se celebra un homenaje, una inauguración, una presentación y, si me apuran, hasta un tanarorio ilustre, al que se llegan con poderío y entereza para hablar de política, de literatura, de I+D+i o de canaricultura. Y así, entre croqueta y croqueta, van tirando.
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