Creo que es necesario que despertemos nuestras conciencias frente al creciente aumento de menosprecio del ser humano, procurando corregir la visión distorsionada sobre este tema y recordando que la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, es digna del más profundo respeto. Y, por favor, dejen de utilizar la demagógica frase "como miembro del Parlamento he de promover una legislación que evite convertir en delincuentes a las mujeres que quieren decidir sobre su maternidad". No hay ninguna amenaza eclesiástica y tal vez sea conveniente recordar que nunca ha sido encarcelada una mujer por abortar, la que se dirime con esta ley es más profundo que eso, es convertir derecho asesinato.