Reflexionar en estos días situados en torno al 20 de noviembre sobre Francisco Franco y sobre el régimen que este encabezó durante cuarenta años habría de suponer inevitablemente echar la vista sobre lo que de ambos -dictador y dictadura- queda en el actual sistema político vigente en el estado español. Si además queremos hacer esta reflexión con honestidad y coherencia para con esa Memoria Histórica Democrática y Antifascista que queremos recuperar y construir y para con esas víctimas del franquismo cuyos derechos proclamamos y reclamamos estaremos obligados a referirnos a la votación realizada el pasado día 19 en el Congreso español en la que se decidió por aplastante mayoría excluir a un sector de dichas víctimas del franquismo de su derecho a la verdad, a la reparación y a la justicia. Esta decisión fue adoptada al ser rechazada por 318 votos contra 23 una propuesta que instaba al Gobierno español a reconocer a los familiares de militantes de organizaciones político/militares -EGI Batasuna, MIL, ETA y FRAP- que fueron muertos o torturados por el régimen franquista los mismos derechos que al resto de las víctimas de ese régimen, incluido el derecho a la reparación económica.

Debemos de ser capaces de ver que hoy la pervivencia de determinados elementos de aquel régimen se apoya más en determinadas decisiones y leyes tomadas y promulgadas aquí y ahora, en pleno estado de derecho, en pleno régimen declarado democrático, que en la parafernalia azul. Algo queda de aquel régimen tanto en esa parafernalia como algo queda de los escuadrones de la muerte falangistas y requetés en Falange y Tradición como algo de los grupos de tareas de la dictadura argentina en la desaparición de Julio López, como algo del BVE y de la Triple A en el GAL? pero a nuestro juicio queda más aún en decisiones como la adoptada el pasado día 19 que pasa así a integrarse en texto y espíritu a la Ley de Memoria Histórica, algo creemos mucho más grave ya que es el propio sistema democrático actual el que través de ello re-asume para un sector no pequeño de víctimas del franquismo unas consideraciones delictivas y penales -"terrorismo"- unas resoluciones condenatorias y también la impunidad y el olvido para con esas víctimas y sus familiares decretados por el régimen franquista y mantenidas hasta hoy, asumiendo además la tarea de imponer dichas consideraciones, dicha impunidad y dicho olvido, asumiendo la tarea de hacerlas efectivas y operativas en la actualidad.

La evidente gravedad de todo ello no se le ha de escapar, creemos, a nadie, porque ya no es sólo discurso o consideraciones puntales de tal o cual político sino que es mucho más que eso. Al igual que la prohibición por primera vez de manos de la AN de los homenajes que desde Ahaztuak 1936-1977 teníamos previsto realizar el pasado 27 de septiembre este hecho supone comenzar a legislar, a crear normas y leyes, contra un sector de las víctimas del régimen franquista, las que utilizando la violencia puntual y evidentemente limitada lucharon contra un régimen impuesto y mantenido por la violencia continuada y total, incluidos hechos catalogados por las leyes internacionales como genocidio y delitos de lesa humanidad. No nos extraña la actitud de muchos de los que apoyan la exclusión de estas víctimas del franquismo puesto que muchos de ellos tampoco reconocían su lucha en el momento en que la llevaban a cabo, ya que no reconocían el carácter fascista de aquel régimen de "innegable placidez" ya que eran parte de él.... Lo triste y preocupante es la cantidad de cómplices que tienen en la actualidad para seguir haciéndolo y la determinación que todos ellos ponen en mantener, asentar y ampliar con decisiones como ésta el modelo de español de impunidad, el mismo modelo que hasta hoy sigue impidiendo también que otras víctimas del franquismo hayan accedido a la verdad, la justicia y la reparación, como son las víctimas del llamado tardofranquismo o los maquis; el mismo modelo que permite que las condenas dictadas por ese régimen sigan con plena validez jurídica, o que no se puedan inscribir los asesinados en los registros civiles, o que la sismología franquista siga puesta o que... Con decisiones como ésta, las mismas instituciones que argumentan razones de todo tipo para no anular jurídicamente ni una sola condena del franquismo, o que son capaces de paralizar iniciativas judiciales como la del juez Baltasar Garzón, se muestran capaces de asumir la pervivencia del régimen franquista en la pervivencia y prolongación de sus consideraciones y sus condenas, asumiendo al parecer la inclusión de la legislación represiva franquista inclusive en su Ley de Memoria Histórica, algo difícil de digerir para cualquier persona amante de la libertad y de la democracia porque supone apuntalar, remozar y asumir lo que aún pervive del régimen franquista, porque, recordemos, un régimen pervive fundamentalmente mientras están operativas sus consideraciones, sus leyes, y, en el caso que nos ocupa, el olvido y no reconocimiento para sus víctimas y la impunidad para sus crímenes.

Al paso que vamos los únicos antifranquistas buenos, asumibles, recordables, serán lo que no lucharon contra Franco o los que se arrepintieron bien pronto de haberlo hecho, como es el caso de muchos de los que con votaciones y decisiones como ésta son -han sido y son- la cabeza y la mano del modelo español de impunidad que en algunos aspectos comienza a tragarse ya algunos valores esenciales para un esquema democrático.