EL domingo 15 de noviembre pude leer en su periódico una noticia titulada La oveja más negra, realizada a partir del testimonio de un ganadero sufridor de la potencial amenaza de los escasos lobos que asoman por algunas de nuestras sierras y que atacan ocasionalmente a un ganado, al parecer no muy bien protegido. El artículo me pareció parcial, porque trataba de retratarnos una imagen idílica de unos ganaderos, capaces de crear un vínculo especial paterno-filial con su ganado, al que tratan como si fueran sus hijos, capaces de mantener una relación con el entorno de respeto, y capaces de sacrificarse en aras de nuestro patrimonio natural y cultural (patrimonio natural del que quieren eliminar al lobo, todo sea dicho). Pero este ganadero, comercia con la carne de sus familiares y directamente con el consumidor. Se me ponen los pelos como escarpias, al pensar en este hombre teniendo que ver la cara de los que se van a comer a los miembros de su pretendida familia. ¿Puede haber algo más perverso? ¿El dinero que reciben por la venta de sus familiares compensa semejante atrocidad? ¿Cuándo está criando a esa gran familia, qué ve? ¿Animales amorosos o euros frescos?
Ya por otra parte y en el colmo de los colmos, el ganadero reconoce abiertamente y sin tapujos, que como cuando el lobo mata ovejas, mata de más; las que sobran los ganaderos las utilizan como comida para los mastines que tienen para cuidar ovejas. Sí, sí, han entendido bien, tienen perros para cuidar ovejas, a los que alimentan con ovejas. ¡Vamos, como bien manda el sentido común! ¡Todo un alarde de profesionalidad! A ver si sus mastines se van a acabar haciendo colegas de los lobos, para comer chicha en vez del espantoso pienso del hiper. Y ya para rizar el rizo, me entero que la Diputación, con el dinero de todos, subvenciona la alimentación de cada mastín con al menos 200 euros. Es decir que reciben indemnización por oveja muerta y de paso se ahorran el pienso de los perros.
Yo no tenía una posición muy clara sobre este tema, pero entre periodistas y ganaderos me están ayudando mucho. Gracias.
Nekane Mendizabala