El uso de internet está generalizado, lo usamos para trabajar, para comprar y para estudiar. No hay duda de que trae grandes beneficios para la sociedad. Otro de los usos más comunes de internet es la comunicación y el entretenimiento, sobre todo, a través de las redes sociales como Instagram, Facebook o Tik Tok.
En España hay 40,7 millones de usuarios de redes sociales, lo que supone un 85,6% de la población total. La evidencia científica ha mostrado repetidamente la relación entre el abuso en el uso de redes sociales con problemas de salud, como depresión, ansiedad y estrés. Menos conocida, pero igual de importante, es la relación que encontramos entre el uso excesivo de redes sociales con el aumento en trastornos alimentarios, causados principalmente, a través de la insatisfacción de la propia imagen corporal.
No es raro que un nutricionista, entrenador o educador físico se encuentre con personas que sufren las consecuencias de un mal uso de redes sociales. Búsquedas de un físico irreal, prácticas deportivas no saludables y conductas alimentarias tóxicas son síntomas de un problema de fondo. Las causas pueden ser varias, una de ellas, un mal uso de redes sociales.
En redes sociales nos encontramos ante un cocktail de desinformación, promoción de estándares de belleza poco realistas relacionados con éxito y dinero que son semillas para el crecimiento de la frustración, envidia y prácticas poco saludables consecuencia de la pérdida de un enfoque objetivo de la realidad.
¿Cómo afectan a la imagen?
Esta pregunta no tiene una respuesta sencilla. La influencia de una exposición repetida a redes sociales sobre la salud psicológica es, sin duda, compleja.
Aun así, parece que tenemos dos factores clave que explican el porqué de la influencia de las redes sociales en los problemas de imagen personal:
1. La comparación social. Es la mayor causa de problemas de imagen corporal producidas por redes sociales. La comparación social siempre ha existido, sin embargo, la exposición a la misma se ha multiplicado exponencialmente y se estima que un adolescente revisa sus redes sociales 100 veces al día.
En este caso hablamos de las comparaciones sociales de naturaleza ascendente. Explicado de una forma muy simplista, podemos decir que esto ocurre cuando uno se compara con alguien mejor que él, en algún atributo específico.
En el dominio de las redes sociales, tales comparaciones ascendentes ocurren cuando alguien se compara con otra persona que tiene más seguidores o que recibe más me gusta. La cantidad de me gusta y seguidores crean, de alguna forma, una jerarquía social: a más seguidores, mayor aceptación social.
Como en las redes sociales un determinado canon de belleza produce más aceptación social, likes y seguidores, y aquellas personas que crean que su imagen no encaja con dicho canon pueden sentirse menos aceptadas socialmente, con sus correspondientes problemas.
Estas personas pueden llegar a la conclusión de que no son lo suficientemente atractivas y que deben cambiar su apariencia para ser más aceptadas. Esto afecta directamente a la autoestima de un individuo.
2. Interiorización de ideales de apariencia. Los ideales de apariencia se refieren a la medida en que un individuo acepta la idea de que lograr un cuerpo delgado, musculoso o con una apariencia determinada traerá felicidad, éxito y bienestar a su vida.
Las personas que usan las redes sociales y tienen esta creencia corren un gran riesgo de tener problemas de imagen corporal en el futuro.
La combinación de un cuerpo musculado, delgado o con proporciones poco reales y, sobre todo, la falta de defectos, se relaciona frecuentemente con éxito, emprendimiento y dinero. Si a esto le sumamos que las redes sociales, unas más que otras, valoran en gran medida un físico determinado y que este se relaciona con aceptación social dentro de la red social, podemos pensar que en la sociedad general, fuera de internet, también se valora lo mismo, aunque no tenga por qué ser de la misma forma.
Debido a que estos estándares de belleza retratados en las redes sociales son en gran medida poco realistas, las personas a menudo asumen que no son lo suficientemente buenas o atractivas, este pensamiento repetido y rumiado durante meses y años crea un poso de frustración, lo más lejano a la felicidad que podemos encontrar.
Uso seguro de las redes
No es razonable pedirle a alguien que elimine todas las formas de redes sociales. Como mencioné, son una herramienta importante para ayudar a conectarse con otras personas en todo el mundo.
Aunque las redes sociales pueden causar una imagen corporal negativa, hay diferentes estrategias de protección que se pueden implementar.
Aquí expongo algunas estrategias a considerar:
1. Deja de seguir cuentas que puedan estar provocando o fomentando comparaciones. Intenta esto durante una o dos semanas y documenta tus pensamientos, sentimientos y actitudes, los puedes registrar en un diario personal. Reflexiona y analiza sobre si ves algún cambio en cómo te ves a ti mismo y qué tan crítico eres con tu propio desempeño e imagen corporal. Detecta que cuentas te producen pensamientos autodestructivos y sácalas de tu vida.
2. Modificar el tiempo dedicado a las redes sociales. Parece haber una relación lineal entre el uso de las redes sociales y los problemas de imagen corporal. Un mayor uso de redes sociales está vinculado a más problemas de imagen corporal. Trata de reducir el tiempo total que pasas en las redes sociales cada día. Puedes reducir cada día el tiempo en 20 minutos hasta llegar a un tiempo diario que no genere pensamientos autodestructivos.
3. Elige las redes sociales como una herramienta que te haga sentir bien. Puede valer la pena buscar activamente contenido que no tenga nada que ver con la apariencia, el ejercicio o el estado físico. Puedes seguir páginas que publiquen contenido sobre imagen corporal positiva, animales, salud, cultura y ciencia. Recuerda que las fotos, vídeos y sugerencias que te proponen en redes sociales se basan en tus anteriores interacciones dentro de la plataforma.
Eligiendo estratégicamente las cuentas que sigues verás que tu exposición a imágenes y fotos de cuerpos perfectos cae en picado, y tu salud mental te lo agradecerá.
4. Esculpe una imagen sólida a través de tus hábitos. Céntrate en mejorar tus hábitos, no tu físico. Empieza por realizar actividad física y cuidar tu alimentación, márcate objetivos relacionados con las acciones del día a día, reta tu disciplina. El único objetivo es sentirte mejor.
La evidencia científica es contundente sobre el efecto de la actividad física en la imagen corporal. Si el fin es la acción la imagen corporal mejora.
En vez de buscar un objetivo de ganancia de músculo o pérdida de grasa, intenta cumplir un mes de realizar ejercicio 3 veces a la semana o mejorar, poco a poco, tus marcas en el gimnasio.
Céntrate más en la funcionalidad de tu cuerpo y las cosas positivas que puede hacer por ti, refuerza tus fortalezas y busca gratitud hacia tu imagen, siempre.