La velocidad a la que avanza el mundo científico y tecnológico, especialmente en el área de la salud, no tiene parangón. La revolución tecnológica no sólo está ofreciendo cambios antes impensables en el sector sino que, sobre todo, está repercutiendo positivamente en la calidad de vida de los pacientes. Y ese, situar al paciente en el centro de todo, es el principal objetivo de nuestro sistema sanitario y de todo el ecosistema que lo conforma.
Los progresos en el ámbito de la salud son indispensables para poder detectar a tiempo cualquier tipo de enfermedad, iniciar antes un tratamiento que mejore la experiencia de las personas y encontrar una cura más rápido. Por ello, el desarrollo de tecnologías cuya finalidad es ofrecer un diagnóstico precoz o seguir de cerca cierto tipo de enfermedades, resulta fundamental para seguir mejorando el bienestar de los pacientes.
Actualmente, el Hospital de Cruces y la UPV/EHU están colaborando en buscar una vía para la detección de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson. Y ello, es posible gracias a un innovador dispositivo de diagnóstico, desarrollado por TECNALIA, y que es capaz, con la muestra de una lágrima, permitir la clasificación temprana de esta enfermedad, y por otro lado, monitorizar su progresión. Lo que antes se reservaba al campo de la ciencia ficción se está materializando en la actualidad en el ámbito del diagnóstico.
El dispositivo de la lágrima es sólo un impactante ejemplo de en qué estratos se adentra la innovación tecnológica en el sector sanitario. Pero esta investigación no es sólo una demostración de talento sino que responde a la necesidad real de dar soluciones a dolencias a las que nos enfrentamos diariamente.
El desarrollo de un mecanismo capaz de detectar de forma precoz la fatiga o el estrés es otro caso en el que se está progresando. Consiste en sistemas de monitorización continua del sudor que permiten conocer el estado a tiempo real del personal de emergencias, sometido a una gran tensión diaria. De esta manera, se identifican aquellos factores de riesgo que podrían conducir a un deterioro de la salud o de las capacidades operativas.
En la misma línea, también se están desarrollando diferentes tecnologías de diagnóstico, basadas en sistemas microfluídicos para detectar proteínas, enzimas e iones que sirven como biomarcadores indicativos de la salud del paciente.
En palabras de Nerea Briz, directora de la unidad de Salud de TECNALIA: “Un 60% de las personas adultas presentan al menos una enfermedad o factor de riesgo de carácter crónico. Esto nos obliga a crear tecnologías para reducir el tiempo de espera de los resultados y ofrecer un diagnóstico inmediato en cualquier entorno, desde hospitales hasta domicilios”.
Por ello, el centro tecnológico destina grandes esfuerzos en el avance de biosensores portátiles, es decir, dispositivos de diagnóstico o PoC (‘Point of Care’), que arrojan resultados in situ y al instante. La principal ventaja es que estos aparatos permiten realizar el control del paciente desde cualquier lugar, no simplemente desde los hospitales como hasta ahora, por lo que repercute en la calidad de vida, especialmente en enfermedades crónicas e infecciosas.
Llegados a este punto, es importante detenerse para reflexionar: gracias a estos nuevos dispositivos, la medicina es capaz de dar un salto y traspasar del ámbito hospitalario al entorno domiciliario.
El paciente se convierte en sujeto activo de su enfermedad gracias a aparatos de última generación cuya manipulación puede llevar a cabo sin miedo a equivocarse. Estos nuevos dispositivos juegan un papel fundamental en la prevención, predicción, diagnósticos, pronóstico y control terapéutico de enfermedades, pero sin duda, ayudan a propiciar el confort y el bienestar de los pacientes. Y eso, lo es todo.