Ucrania ha rechazado el ultimátum ruso sobre Mariúpol, ¿Qué puede pasar ahora?

-Desde mi punto de vista, Rusia va a atacar más y destruir esta ciudad que parece que está ya en unas condiciones terribles. Se habla de un 80% de la ciudad destruida. No podemos esperar otra cosa que más destrucción.

¿Por qué no acaba de producirse la toma de Kiev?

-No es nada fácil; los ucranianos son muy bravos y están resistiendo de una forma increíble. Rusia no quiere de ninguna manera entrar en la ciudad en una guerra de guerrillas, ir conquistando casa por casa; supondría un coste elevadísimo para sus tropas. Lo que va a hacer es machacar con artillería y aviación para obligar a la rendición.

¿Cuánto puede durar el asedio?

-Nadie lo sabe. Si se corta el acceso a los suministros... De momento, parece que Kiev tiene aún dos vías de acceso por la parte sur. Mientras Rusia no consiga aislar totalmente Kiev, resistirán.

¿La toma de Kiev puede suponer el final de la guerra?

-Tiene un valor muy importante porque es la sede del Gobierno. No quiere decir que esté el presidente ucraniano porque por pura lógica tendrá que buscar un lugar seguro. No cabe duda del valor simbólico de la caída de la capital, sería un golpe muy importante para Rusia.

El empleo por parte de Rusia de misiles hipersónicos ¿puede cambiar el curso de la guerra?

-No es tanto que cambie el curso porque la guerra militar la está ganando, no la mediática. Es un arma capaz de atacar objetivos a 2.000 kilómetros de distancia a una velocidad entre 8 y 10 veces la del sonido, por lo que es muy difícil de detectar. Son armas muy modernas, muy precisas y hacen mucho daño. Se pueden utilizar también contra objetivos subterráneos; el poder de destrucción es muy grande y tiene un efecto psicológico para la población.

Que los haya empezado a usar hace unos días, ¿obedece a un cambio de estrategia?

-Es muy difícil en estos momentos saber cuál es la idea del Estado Mayor ruso, aunque parece que quiere controlar toda Ucrania, en particular la zona al este del río Dniéper y evitar que tenga acceso al mar. De momento, parece que con eso se conforma.

¿Se pensaba que iba ser un paseo militar? ¿Ha sorprendido que no lo sea?

-Se está presentando como un fracaso de Rusia y, así, se insufla ánimo a Ucrania. La guerra cambia día a día porque no solo es cuestión del atacante sino de cómo defienda el atacado.

¿Cómo debería Europa seguir apoyando a Ucrania?

-Una medida muy importante sería dejar de comprar gas a Rusia. No creo que se deba ir más lejos. Zelenski lleva tiempo queriéndonos implicar diciendo que vamos a ser los siguientes. Me temo que se le han dado unas garantías que le hacen continuar una guerra que militarmente tiene perdida.

¿Qué papel puede jugar China?

-Juega un papel de neutralidad apoyando a Rusia, lo que no dejar de ser paradójico. Se ha puesto de perfil en cierto modo, pero puede ejercer una función de mediador importante.

¿Una Ucrania neutral puede ser la solución?

-Es una de las posibilidades. Rusia no se va a conformar con una declaración de Zelenski de que no va a entrar en la OTAN, sería necesario un cambio en la Constitución que lo recogiera.