Kosovo es uno de los infinitos esperpentos sociopolíticos que surgen de las confrontaciones armadas. Sobrevive políticamente bajo la tutela de las Naciones Unidas y económicamente, gracias a la Unión Europea; y en última instancia, para lo uno y lo otro, se necesita el visto bueno estadounidense.
Estado nacional en la Edad Media, república federada (a la fuerza) en la Yugoslavia de Tito, causa de las guerras de Milosevic y -hoy en día- un “ni chicha ni limoná” político, ya que algunas naciones lo reconocen como Estado y otras no (entre ellas, España). Y por si algo faltaba, este torturado Estado no yugoslavo (la mayoría de la población es de etnia albanesa), que los yugoslavos consideran la cuna de su propia nación, ha sido mal gobernado desde su semiindependencia por Gobiernos surgidos de la guerrilla? que a su vez serán sustituidos (elecciones de octubre de este año) por otros también surgidos de las guerrillas. Eso, en el muy probable caso de que Washington no los vete.
En 1989 los albanokosovares se echaron al monte y reclamaron la independencia del Kosovo de Yugoslavia con actos terroristas, guerrillas urbanas y rurales y hasta formaron un tronco de ejército de liberación (UÇK) bajo el mando de Hashim Thaçi y Ramush Haradinaj.
Gracias a la aviación estadounidense de la OTAN la Yugoslavia de Milosevic perdió esta guerra (1999), pero sin que la acabaran de ganar los insurgentes.
A estos se les negó la victoria total, es decir, la independencia, porque la comunidad internacional se negaba a aceptar la tesis del UÇK, de que Kosovo y Albania se habían de unir en una gran Albania. Un paso así habría puesto en pie de guerra toda la península balcánica, ya que no hay palmo de tierra allá que no sea o pueda ser reclamada por todos los vecinos y hasta algunos no vecinos. De forma que se adoptó la solución menor, sólo Kosovo independiente, y aún esto, para quien lo quisiera. Serbia -evidentemente-, Rusia, España y otras naciones no lo quisieron y para ellas Kosovo no es un Estado independiente.
Pero en la práctica Kosovo es un Estado independiente desde 2008, con Gobierno, Constitución y Administración pública propios. Y desde el primer momento los señores de la guerrilla se transformaron en señores de la política. Los primeros Gobiernos los formaron el Partido Demócrata, de Thaçi, y la Alianza para el futuro, de Haradinaj. En las pasadas elecciones de octubre fueron barridos los dos del poder porque el pueblo estaba harto del nepotismo, la “cleptocracia” y la fragilidad jurídica del país.
Los ganadores han sido el partido Autodeterminación, de Albin Kurti (también exguerrillero), y la Liga Democrática de Vjosa Osmani, con el 25,6% y 24,9% de los votos respectivamente.
Ambos partidos han prometido combatir la corrupción como meta de un gabinete que se presume que será de coalición entre ellos. Entre ellos, siempre y cuando los EEUU lo acepten. El anterior embajador estadounidense en Pristina, Christopher Dell, se había negado sistemáticamente a entrevistarse con Kurti porque este ha proclamado siempre que su anhelo máximo es la unión de su país con Albania. Pero es posible que el sucesor de Dell -Philip Kossnet- sí lo haga.
En parte, porque cualquier otra coalición parece peor para Kosovo y en mayor parte aún, porque ente la perspectiva de que su albanismo le deje fuera del poder, Kurti declaró tras los comicios que : “? yo amo y respeto el Estado de Kosovo, pero nuestra lengua, cultura e historia es albanesa? Pero solo por esto no voy a provocar complicaciones internacionales. Somos un pueblo con dos Estados?”. Pragmatismo político con dos estados, un pueblo?y el poder en Kosovo?