Teherán - La Guardia Revolucionaria iraní amenaza con destruir cualquier país que ose atacar a Irán porque nunca permitirá una guerra dentro de sus fronteras. Así respondían ayer al anuncio de Washington del envío de tropas a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. “Quien quiera que su territorio se convierta en el principal campo de batalla, adelante”, retó el comandante en jefe del cuerpo militar de élite iraní, Hosein Salamí.

Ante la posibilidad de que se lleve a cabo un ataque contra Irán, aunque sea selectivo, Salamí subrayó que la respuesta de su país “no será limitada” y que están “preparados” ante cualquier escenario. “Nunca permitiremos que la guerra alcance nuestro territorio (...). No pararemos hasta la destrucción del agresor y no dejaremos ningún lugar seguro”, agregó en la inauguración de una exposición de restos de drones estadounidenses derribados por Irán.

El jefe del Pentágono, Mark Esper, informaba el viernes de que el número reducido de tropas que enviarán a Arabia Saudí y Emiratos “se centrarán principalmente en la defensa aérea y de misiles”.

“Creemos que por ahora esto será suficiente, pero esto no quiere decir que no pueda haber despliegues adicionales, de ser necesarios, basados en la situación cambiante”, añadió Esper. Así reaccionó finalmente Estados Unidos de un modo más moderado del esperado, ya que se planteaba desde ataques cibernéticos a operaciones clandestinas contra los lugares desde donde, según cree el ejecutivo de Trump, Irán lanza sus drones y misiles de crucero.

Esta nueva escalada de la tensión comenzó hace justo una semana, cuando EEUU responsabilizó a Irán de los ataques contra instalaciones de la petrolera saudí Aramco, que fueron no obstante reivindicados por los rebeldes hutíes del Yemen.

Las autoridades iraníes han negado su implicación en estos ataques y han justificado el derecho de los hutíes a defenderse de la intervención militar en su país desde 2015 de una coalición liderada por Arabia Saudí.

Estos ataques contra la petrolera saudí han sido los últimos de una serie de incidentes en el golfo Pérsico, entre ellos, ataques a petroleros, de los que EEUU ha acusado a Irán, que se ha desvinculado por su parte de los mismos.

Irán sí se atribuyó el derribo en junio pasado de un avión no tripulado estadounidense en el estrecho de Ormuz, una acción de la que se congratuló ayer Salamí y otros comandantes presentes en la ceremonia. “Derribaremos cada dron que viole nuestro espacio aéreo”, dijo el máximo responsable de los guardianes, quien destacó los avances de Irán en el campo de los drones, los misiles y los sistemas de defensa aérea.

Sanciones al Banco Central Además del despliegue de tropas, el presidente Donald Trump optó este viernes también por imponer sanciones al Banco Central de Irán, que calificó de “las más altas que jamás se han impuesto sobre un país”.

La Administración estadounidense acusa a esta institución de financiar desde 2016 con miles de millones de dólares a la Guardia Revolucionaria iraní y su fuerza Al Quds y a la milicia chií libanesa Hizbulá, todas ellas consideradas grupos terroristas por Washington.

El castigo de las sanciones es la tónica desde el año pasado, cuando EEUU se retiró del acuerdo nuclear de 2015 firmado con Irán y otras cinco potencias. Las sanciones fueron impuestas en dos rondas -en agosto y noviembre de 2018- y afectan a un amplio número de sectores económicos, incluido el petrolero y el bancario. Por ello, el Ministerio de Exteriores de Irán calificó de “política fracasada” estas nuevas sanciones y denunció que la estrategia de Washington “no tiene otra base que la intimidación, el unilateralismo y el terrorismo económico”.

El jefe de la diplomacia Mohamad Yavad Zarif dijo en Twitter que las sanciones demuestran “la desesperación” de EEUU y tratan de evitar que el Banco Central financie la importación de alimentos y medicinas. Zarif también alertó de nuevo de los esfuerzos de Arabia Saudí, Emiratos e Israel en arrastrar a Trump a una guerra con Irán y evitar cualquier solución negociada.