Nueva York - El enviado para el Yemen de la ONU, Martin Griffiths, insistió ayer en que los ataques reivindicados por los rebeldes hutíes contra dos refinerías de petróleo en Arabia Saudí muestran la necesidad de encontrar una solución política a la guerra civil yemení lo antes posible. “No tenemos más tiempo que perder para avanzar con propósito y resolución hacia una solución política para acabar con el conflicto del Yemen”, dijo Griffiths, que este fin de semana mostró su “extrema preocupación” por el ataque y pidió contención. Griffiths subrayó las consecuencias que los ataques del 14 de septiembre han tenido más allá de la región y alertó de que “este tipo de acciones conlleva el riesgo de arrastrar al Yemen a una conflagración regional”. Más allá de quién sea el responsable de las agresiones, “de una cosa podemos estar seguros, de que es un incidente muy grave que hace que las posibilidades de un conflicto regional sean mucho mayores. Y esto es, francamente, aterrador”.
La nueva embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Kelly Craft, insistió en las alegaciones del secretario de Estado de su país, Mike Pompeo, de que no hay pruebas de que los ataques se hayan realizado desde el vecino Yemen.
“Los últimos datos indican que la responsabilidad es de Irán” dijo Craft, que urgió a Teherán, socio de los hutíes, a que deje de “prestar ayuda letal (a los rebeldes) desafiando” las resoluciones del Consejo de Seguridad. Arabia Saudí, que lidera la coalición árabe contra los hutíes en el Yemen ya ha declarado que tiene la “voluntad y la capacidad” de responder a la agresión. Según Griffiths, aunque “no está totalmente claro de quién está detrás del ataque, el hecho de que Ansar Allah (los hutíes) haya asumido la responsabilidad es suficientemente grave”. La guerra en Yemen se recrudeció en marzo de 2015 con la intervención de la coalición suní liderada por Riad. - Efe