Hong Kong - La violencia volvió ayer a las calles de Hong Kong en el duodécimo fin de semana de protestas antigubernamentales y a lo largo del día se registraron varios incidentes entre la policía, los manifestantes y residentes de la urbe, en medio de una marcha autorizada que prometía ser pacífica.
Después de 10 días de relativa paz en la antigua colonia británica, la tensión volvió a las calles cuando miles de personas se manifestaron en Kwun Tong, un área de clase trabajadora en el este de Kowloon. Todo ello pese a que no se materializó un plan anunciado por los manifestantes que buscaba causar interrupciones en los enlaces de transporte al aeropuerto internacional de Hong Kong al atascar los trenes y autobuses del aeropuerto.
Finalmente la protesta se centró en Kwun Tong. A las 13.00 hora local (05.00 GMT) comenzó la marcha en la que se registraron numerosos incidentes como el producido por un grupo de manifestantes vestidos de negro que colocaron barricadas en una carretera. A la altura de la calle Wai Yip se produjo otro momento tenso cuando cientos de manifestantes se colocaron cascos y máscaras antigás, y permanecieron más de una hora frente a un grupo de policías gritándoles consignas como “¡Mafiosos, mafiosos!”. Y, por la tarde, la policía antidisturbios se desplegó en Kowloon Bay, el punto final de la marcha, cuando un grupo de manifestantes les arrojó bombas de gasolina. La policía respondió al ataque disparando gas lacrimógeno. Aunque no hay todavía confirmación oficial, varios manifestantes aseguraron que hubo detenciones.
Poco antes de que comenzara la marcha, se produjo un enfrentamiento en una estación de metro cercana como protesta a la decisión de la compañía de trenes MTR que decidió suspender el servicio entre las estaciones cercanas a la marcha “hasta nuevo aviso para garantizar la seguridad de los pasajeros y el personal”. Algunos manifestantes y residentes descontentos se enfrentaron a miembros del personal del operador ferroviario por haber tomado esta medida sin precedentes. La compañía ya había anunciado ayer que cerraría sin aviso estaciones en caso de que se registren “peleas, vandalismo u otros actos violentos” y que la Policía “podría tener que entrar en las estaciones para tomar las medidas adecuadas de aplicación de la ley cuando sea necesario”.
La decisión de la compañía se produjo dos días después de que los medios de comunicación estatales de China criticaran a MTR por ser un “cómplice de los manifestantes” al fletar trenes gratuitos el pasado miércoles para que los manifestantes pudieran marcharse de la estación de Yuen Long, donde resultaron heridas 45 personas tras un ataque de supuestos miembros de las tríadas (las mafias chinas).
En medio del caos producido ayer, la Jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, volvió a pronunciarse para pedir diálogo a los manifestantes y a través de un mensaje en Facebook les aseguró que “continuar luchando no es la salida”. La apelación se produjo después de que un grupo de ciudadanos se reuniera con ella en la Casa de Gobierno para expresar sus inquietudes sobre cómo construir una plataforma para el diálogo.
Cuando las protestas comenzaron, los ciudadanos mostraban su rechazo a un proyecto de ley de extradición presentado por las autoridades locales que permitiría la entrega de sospechosos a jurisdicciones sin acuerdos previos como la China continental, algo que los opositores al texto consideran como el fin de las garantías judiciales que ofrece el sistema hongkonés. Sin embargo, las manifestaciones han ido evolucionando en las últimas semanas hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad y hacia el rechazo a la creciente influencia de Pekín en los asuntos locales.