Washington - Estados Unidos afirmó ayer que seguirá desarrollando “capacidades de ataque convencionales”, tras el reciente ensayo con un misil de crucero lanzado desde tierra, que de estar vigente el tratado INF (Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio) hubiera supuesto una violación y que ha sido condenado por Rusia. Ante la posibilidad de que se repita una prueba de ese tipo, un portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, el teniente coronel Robert N. Carver, dijo a Efe que no disponía de información de que vaya a haber ensayos de esta clase en el futuro.
Aun así, destacó que “EEUU continuará desarrollando capacidades de ataque convencionales de acuerdo con todas las obligaciones existentes en los tratados para reunir los requerimientos de combate y cumplir sus responsabilidades con los aliados y socios”. El lunes, el Pentágono informó en un comunicado de que había efectuado un ensayo de vuelo de “un misil de crucero configurado convencionalmente y lanzado desde tierra”, que alcanzó su objetivo tras más de 500 kilómetros de vuelo. Se trata del primer test de este tipo que lleva a cabo EEUU desde su retirada del tratado INF, el pasado 2 de agosto, ante la negativa de Moscú de destruir el misil de crucero Novator 9M729 (SSC-8, según la clasificación de la OTAN), que, de acuerdo a Washington, violaba el pacto al tener un alcance de más de 500 kilómetros.
De seguir en vigor el INF, la prueba de EEUU hubiera supuesto una infracción, ya que el proyectil lanzado desde tierra voló más de 500 kilómetros de distancia. Y es que el pacto, suscrito por EEUU y Rusia en 1987, estipulaba la destrucción por parte de los firmantes de los misiles balísticos y de crucero, lanzados desde tierra, de corto y mediano alcance, es decir con rangos de entre 500 y 5.500 kilómetros.
El experto Frank A. Rose conoce bien los entresijos de la política estadounidense respecto al INF, ya que, como él mismo recordó, fue secretario de Estado adjunto para el control de armas, verificación y cumplimiento entre 2014 y 2017. A juicio de Rose, también analista del centro de pensamiento Brookings, la prueba del domingo es un síntoma de que la Administración del presidente Donald Trump es “muy seria” respecto al potencial del país para desplegar proyectiles de ese tipo.
La reacción de Moscú fue inmediata y Rusia condenó ayer el ensayo, que, en su opinión, demuestra que desde un principio Washington buscó la suspensión el INF. El viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, mostró serias dudas de que EEUU hubiera podido preparar el ensayo con el misil en un “plazo de tiempo tan corto”: “En ese tiempo llevarlo a cabo (el ensayo) es prácticamente imposible, a no ser que ellos lo prepararan de antemano”, apuntó.
Rose explicó que “en base a la información disponible públicamente, se ha empleado un (misil) Tomahawk originalmente con emplazamiento marítimo y lo dispararon desde una lanzadera en tierra, lo que estaría prohibido bajo el tratado INF”, que, agregó, “sí que permite capacidades lanzadas desde mar y aire”. Detalló que el objetivo de Washington es enviar un mensaje a los rusos y los chinos de que es serio sobre un despliegue potencial de misiles de crucero. Aun así, “puedo asegurar, por mi experiencia, que los rusos y los chinos harán todo lo posible en su poder -desinformación, presión política y otras cosas- para hacer que sea lo más difícil posible para EEUU seguir adelante con ese despliegue”, auguró.
Rose sostuvo que el motivo por el que el Gobierno de Trump busca ese despliegue es más militar que político, ya que “es mucho más difícil hallar y destruir misiles de crucero móviles lanzados desde tierra que abatir un avión”. “Es por eso que Rusia decidió violar en primer lugar el tratado INF para desarrollar el SSC-8, porque ha comprendido el beneficio de supervivencia de los misiles lanzados desde tierra”, subrayó Rose, al tiempo que se preguntó si merece la pena esta ventaja castrense “menor” frente al coste político.
Sea como fuere, Rose apuntó que EEUU “va tarde en este juego”: “Rusia ha estado desarrollando misiles de crucero prohibidos por el tratado (INF) durante casi una década, y los chinos, que no tenían restricciones por el acuerdo, están produciendo misiles de crucero y balísticos lanzados desde tierra de medio alcance como salchichas”. “Si hay una escalada armamentística, no somos los que la están elevando, sino los chinos y los rusos”, zanjó.