MADRID. Al menos 290 personas han muerto y 500 más han resultado heridas este Domingo de Resurrección en Sri Lanka, primero por una cadena de seis atentados con bomba, ocurridos en un lapso de media hora contra tres iglesias del país y tres hoteles de cinco estrellas en la capital, Colombo, y por otras dos explosiones subsiguientes en un barrio del este de la capital y en un zoológico al sur de esta misma ciudad.

El presidente del país, Maithripala Sirisena, que estaba en el extranjero cuando ocurrieron los ataques, ha convocado una reunión del consejo de seguridad nacional a primera hora de este lunes. El primer ministro Ranil Wickremesinghe asistirá a este encuentro, según han confirmado fuentes oficiales a Reuters.

Más de un centenar de personas han muerto solo en una explosión, la ocurrida en la Iglesia de San Sebastián, en la ciudad de Negombo, al norte de la capital. Otra treintena de personas han fallecido en la explosión de la Iglesia de Sión, en Batticaloa (provincia Oriental del país). La tercera detonación ha ocurrido en la iglesia de San Antonio, en el distrito de Kotahena, en la capital, Colombo, y ha dejado al menos medio centenar de fallecidos.

Los tres hoteles afectados son el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos ellos en la capital, Colombo, y todos de categoría cinco estrellas.

Cuatro horas después ocurrieron otras dos explosiones. La primera, en el jardín zoológico nacional de Dehiwala, a 10 kilómetros al sur de Colombo, que ha dejado al menos dos policías fallecidos, según han confirmado fuentes médicas.

La octava explosión del día ha sucedido en el barrio residencial de Dematagoda, en el este de la capital, Colombo, cuando policías que investigaban los atentados contra los hoteles siguieron a un sospechoso hasta una casa donde fue detonado el explosivo. Tres policías han muerto.

La deflagración no ha impedido sin embargo la detención de tres individuos que están ya siendo interrogados, según ha explicado el portavoz de la Policía Ruwan Gunasekara.

El ministro de Estado para la Defensa, Ruwan Wijewardena, ha señalado además que los atentados fueron perpetrados por terroristas suicidas pertenecientes a un único grupo, del que no se ha revelado su identidad. "No podemos decir quién está detrás de estos atentados y cuáles son sus intenciones hasta que concluya la investigación", ha apuntado el portavoz de la Policía, Ruwan Gunasekara.

Además se ha confirmado al menos 35 víctimas mortales extranjeras de estos atentados con cinco británicos, tres indios, tres daneses, dos turcos, un holandés y un chino. Además se ha informado de un número no especificado de portugueses, belgas, japoneses, bangladeshíes y paquistaníes y de "varios" estadounidenses, según el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo.

ADVERTENCIAS

El primer ministro ceilandés, Ranil Wickremesinghe, ha reconocido que antes de los ataques recibieron alertas previas, pero no adoptaron las precauciones necesarias.

Wickremesinghe ha destacado además que numerosos líderes internacionales se han puesto en contacto con el Gobierno para ofrecer su apoyo y colaboración y ha apuntado que recurrirán a la misma si los responsables de los atentados recibieron ayuda del exterior, según recoge el portal de noticias cingalés News First.

En cuanto a los autores, Wickremesinghe ha indicado que pronto publicará los detalles de las personas responsables de este ataque, aunque ha avanzado que los terroristas son ciudadanos cingaleses por la información que ha recibido hasta el momento.

En concreto, ha señalado que hasta ocho personas han sido detenidas y que se han tomado medidas para evitar una mayor desestabilización del país. Por último ha hecho un llamamiento a la unidad del país para "trabajar unidos para acabar con la amenaza del terrorismo y echarla de este país".

TOQUE DE QUEDA INDEFINIDO

La Policía ha anunciado además que se han cancelado todos los permisos de la Policía y que se han extremado las medidas de seguridad en los hospitales. Además se decretó el toque de queda indefinido y se bloqueó la comunicación en redes sociales.

El Gobierno ha anunciado que ya se ha identificado a cinco víctimas extranjeras y se cree que hay al menos 22 extranjeros más fallecidos teniendo en cuenta el color de su piel.

La Policía ha instado al público a permanecer en sus casas y que no se congreguen bajo ningún concepto en las zonas próximas a las detonaciones ni en los hospitales donde los heridos están recibiendo atención médica.

El presidente del país, Maithripala Sirisena, ha comparecido en un breve discurso ante la nación para expresar su consternación por las explosiones y pedir calma a la población, mientras que el primer ministro del país, Ranil Wickremesinghe, ha convocado una reunión de emergencia de su Consejo de Seguridad Nacional en su residencia particular.

"Condeno enérgicamente los cobardes ataques perpetrados hoy contra nuestra gente y pido a todos los ceilandeses que permanezcan unidos y fuertos en este trágico momento", ha lamentado el primer ministro en su cuenta de Twitter. "Por favor, evite propagar informes y especulaciones no verificados. El Gobierno está tomando medidas inmediatas para contener esta situación", ha recomendado.

Todas las escuelas del país permanecerán cerradas el lunes y el martes, según ha confirmado el Ministerio de Educación.

ATAQUES A CRISTIANOS

De acuerdo con el censo nacional de 2012 del país, un 9,7 por ciento de los 22 millones de ceilandeses son cristianos declarados. La mayoría de la población del país, un 70 por ciento, son budistas, mientras que un 12,6 por ciento son hindúes reconocidos.

En 2018 se registraron al menos 86 casos de discriminación, amenazas y violencia contra los cristianos de Sri Lanka, según la Alianza Evangélica Cristiana del país (NCEASL), que representa a más de 200 iglesias y otras organizaciones cristianas.

Este año, la misma organización registró 26 incidentes de este tipo, incluido uno en el que supuestamente monjes budistas intentaron interrumpir una misa dominical.

En su informe de 2018 sobre los derechos humanos de Sri Lanka, el Departamento de Estado norteamericano constató que algunos grupos cristianos e iglesias informaron que habían recibido presiones para poner fin a las congregaciones, que en algunos casos las autoridades llegaron a describir como "reuniones no autorizadas".

El mismo informe apuntó que los monjes budistas intentan, de manera habitual, cerrar los lugares de culto cristianos y musulmanes.