Jerusalén - El Comité Central Electoral de Israel ha terminado el recuento de los votos tras los comicios del martes, pero anunció ayer que hace verificaciones después de que se detectaran discrepancias en el número de papeletas que podrían ser determinantes para permitir o no el acceso de al menos un partido al Parlamento. Dos días después de que cerraran las urnas, Israel seguía ayer sin tener claros los resultados porque, con su publicación, ha quedado al descubierto un descuadre de más de 60.000 papeletas entre el número de votos válidos y los que han recibido las formaciones.
El principal afectado por el desajuste podría ser la formación Nueva Derecha, de los ministros de Educación y Justicia, Naftalí Benet y Ayelet Shaked, que por 1.380 votos no superaría el umbral del 3,25 % necesario para tener representación parlamentaria. El partido ya ha afirmado que solicitará un recuento, ya que durante horas la página web del Comité con resultados oficiales daba a Nueva Derecha un 3,26% de los votos, lo que garantizaba su entrada en la Cámara.
“Hay cosas muy raras que están pasando en el Comité Central Electoral, alguien está robando las elecciones a la derecha”, dijeron fuentes del partido, creado hace cuatro meses tras escindirse de Hogar Judío, aunque sus dirigentes se mostraron más cautos, a la espera de los resultados finales, según el digital Times of Israel. “Somos optimistas”, señaló Shaked al digital Ynet, mientras que Benet dijo “rezar a dios y luchar por cada voto”. Más duro fue el diputado Bezalel Smotrich, segundo de otra formación de derechas, Unión de Partidos de Derecha, quien declaró “que algo huele mal” y denuncio “un intento de hacer desaparecer asientos de la derecha en la Knéset”. El líder de esa formación, Rafi Peretz, dijo, sin embargo, tener “confianza plena” en el Comité.
Hasta que éste se pronuncie, los resultados finales aún por verificar dan una ajustadísima victoria al partido Likud del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, con un 26,83% de los votos frente a su principal rival, Beni Gantz, líder de la formación Azul y Blanco, que obtuvo el 26,47% del respaldo popular. Ambos grupos conseguirían 35 asientos en el Parlamento (uno menos si finalmente entra el partido de Benet), pero Netanyahu tiene claramente más opciones de crear una coalición de gobierno asentada en un bloque de partidos de derecha y religiosos, que sumarían 64 escaños, superando la mayoría necesaria de 61 escaños para tener mayoría simple en la Cámara, una cifra a la que en principio no llegaría la suma de los partidos de centro, izquierda y árabes.
Los grupos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido Por la Torá obtienen 8 y 7 asientos, respectivamente, e Israel Nuestro Hogar, del exministro de Defensa Avigdor Lieberman, y la Unión de Partidos de Derecha otros 5 escaños cada uno. El Kulanu, del titular de Finanzas Moshe Khalon y que previsiblemente entrará en un Gobierno de coalición de Netanyahu, tendrá 4 diputados, uno menos que la izquierda pacifista Meretz. El Partido Laborista, que en las elecciones de 2015 fue el segundo más votado con 24 escaños en coalición con Hatnuá, ha descendido a su mínimo histórico, hasta los 6 asientos en estos comicios. - M. Sevillano