Jartum - Miles de manifestantes permanecen acampados en los alrededores del principal complejo militar de Jartum para seguir exigiendo el apoyo del Ejército frente al presidente Omar al Bashir, y los intentos de desalojarlos no han hecho que disminuyan en número ni en determinación después de cuatro días de sentada.

El martes fue el día más violento desde que el pasado sábado diera comienzo la acampada de protesta, pero la muerte de varios manifestantes no ha impedido que muchos sigan concentrados junto al muro que rodea la sede de la comandancia del Ejército y del Ministerio de Defensa, a poca distancia del centro de la capital sudanesa. El Gobierno sudanés reconoció ayer la muerte de once personas durante los intentos de desalojar la acampada de protesta, pero ayer no se han registrado incidentes. El Ministro de Información sudanés, Hasan Ismail, dijo en declaraciones recogidas por la agencia estatal de noticias, SUNA, que entre los fallecidos hay seis miembros de “las fuerzas gubernamentales”, sin especificar a qué cuerpo de seguridad pertenecen.

Por su parte, el Comité Central de Médicos de Sudán, un sindicato opositor, elevó a 22 el número de muertos desde el sábado, cuando los manifestantes decidieron pasar la noche en la calle y dar comienzo a la sentada. Entre los fallecidos figuran cinco militares, que se enfrentaron a las fuerzas de seguridad cuando trataban de dispersar las manifestaciones en los pasados días, según los activistas.

En los pasados días se produjeron incidentes en la acampada de protesta sobre todo de madrugada, cuando los manifestantes fueron atacados por hombres armados desconocidos o por las fuerzas de seguridad y, en algunas ocasiones, fueron protegidos por efectivos del Ejército.

Hoy está prevista una marcha “multitudinaria” convocada por las Fuerzas del Diálogo Nacional, que apoyan al presidente y su invitación al diálogo con la oposición, que aún no se ha producido. El gobernante Partido del Congreso Nacional ha respaldado la convocatoria y ha pedido a todos los militantes que participen y demuestren que “la voz de las fuerzas sociales y políticas se comprometen con la paz, la seguridad y la estabilidad de Sudán”, según un comunicado.

En respuesta a esa convocatoria, la coalición opositora Fuerzas de la Libertad y el Cambio ha denunciado que la marcha de “los criminales de guerra y asesinos (...) es un intento desgraciado de amenazar la revolución pacífica” en Sudán. Las protestas se desataron a mediados de diciembre por la carestía y la inflación, pero pronto se tornaron en contra del mandatario, que de momento parece contar con el apoyo de todas las instituciones.