Caracas - El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo ayer estar listo para seis años más en el poder como un “demócrata” en el inicio de su segundo mandato, cuya legitimidad es cuestionada por la oposición local y numerosos gobiernos extranjeros. “Soy un presidente demócrata de verdad”, dijo el mandatario durante su discurso en la toma de posesión que se llevó a cabo en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en Caracas, y a la que asistieron solo seis jefes de Estado. “Aquí estoy, listo, de pie, para democráticamente llevar las riendas de nuestra patria hacia un mejor destino hemos cumplido y seguiremos cumpliendo con la constitución, con la democracia y con nuestro pueblo”, prosiguió el mandatario entre los aplausos de sus simpatizantes.

Las palabras del líder chavista responden a los señalamientos de 19 países americanos y de la Unión Europea (UE) que no reconocen la legitimidad de su reelección por haber sido obtenida en unos comicios señalados de fraudulentos y en los que no participó el grueso de la oposición. En el momento de tomar juramento -ante el presidente del TSJ, Maikel Moreno-, el mandatario se comprometió a cumplir y hacer cumplir todos los postulados y mandatos de la Constitución para “defender la independencia e integridad absoluta de la patria”.

Según dijo, su nueva Administración procurará “construir el socialismo del siglo XXI” y “llevar a la prosperidad social y económica” al pueblo venezolano, que hoy sufre la peor crisis económica de su historia. La toma de posesión se llevó a cabo en el TSJ y no en el Parlamento, como indica la Constitución, porque el Supremo declaró a la Cámara en “desacato” en 2016, pocas semanas después de que la oposición se hiciera con la mayoría de los escaños.

Los mandatarios de Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega; Cuba, Miguel Díaz-Canel; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Osetia del Sur, Anatoli Bibílov; y Abjasia, Raul Jadyimba (los dos últimos países no reconocidos por Naciones Unidas), encabezan la lista de dignatarios que sí acudieron al acto.

Ante ellos y otra treintena de representantes internacionales Maduro denunció haber sido víctima de “ataques brutales de una derecha extremista y fascista” desde dentro y fuera de Venezuela que, remarcó, llevan a cabo una “campaña diaria” contra la revolución bolivariana. Su país, dijo, vive bajo un sistema “profundamente democrático” y en los próximos seis años corregirá los problemas económicos causados por la corrupción.

La jura del segundo mandato salpicó solo las cercanías del Supremo mientras el resto de la capital mantuvo su ritmo diario; ralentizado y sin festividad. Dos horas más tarde, el presidente acudió al más grande fuerte militar del país, también en Caracas, donde el Alto Mando de la institución castrense le juró lealtad y obediencia tras reconocerlo una vez más como su comandante en jefe.

Inhabilitación opositora Maduro llegará a 12 años en el poder tras haber obtenido en mayo pasado el 70% de los votos en una contienda señalada de fraudulenta y en la que no pudieron participar los principales dirigentes del antichavismo pues habían sido inhabilitados políticamente. Por estas razones, la mayoría de los países de Latinoamérica no envió ningún representante a la toma de posesión, igual que lo hicieron Estados Unidos y la Unión Europea.

Esta misma jornada la Organización de Estados Americanos (OEA) acordó “no reconocer la legitimidad” de Maduro desde ayer y llamó a que se celebren nuevos comicios “en una fecha cercana” con observación internacional. Ante este panorama, el viceministro venezolano para América del Norte, Samuel Moncada, calificó de “insensatez jurídica” y “un golpe de Estado” la resolución aprobada ayer en Washington por la OEA. “La resolución presentada hoy es una insensatez jurídica, un abuso de poder, un crimen de agresión y un golpe de Estado, todo con el propósito de promover el caos y una intervención militar extranjera que destruiría no sólo la paz en Venezuela sino en toda la región”, subrayó Moncada, representante alterno de su país ante la OEA.

Entretanto, la UE lamentó que se haya concretado la investidura del líder chavista después de hacer “caso omiso” al llamamiento para la celebración de unas elecciones democráticas y opinó que ello aleja una solución constitucional negociada. Durante el primer discurso de su segundo mandato, Maduro pidió a los Veintiocho el cese de las “agresiones” contra su Gobierno, al tiempo que acusó a los líderes europeos de “intolerancia” y “racismo”.

Por su parte, la ONU aseguró ayer que va a seguir trabajando con el Gobierno de Venezuela durante el segundo mandato de Nicolás Maduro y recalcó que no es su tarea reconocer o no reconocer a jefes de Estado. “Hemos visto las decisiones tomadas por un número de países. El secretario general, la Secretaría, no nos dedicamos a reconocer a jefes de Estado o a no reconocer a jefes de Estado”, dijo el portavoz Stéphane Dujarric en su conferencia de prensa diaria. - Efe