buenos aires - Con un choque de manos, risas, y miradas cómplices, el presidente ruso Vladimir Putin y el príncipe heredero saudí Mohamed Bin Salman mostraron ayer la buena sintonía que hay entre ellos, durante la cumbre de líderes del G20, que se celebra en Buenos Aires. El informal gesto de cercanía se registró cuando ambos líderes se sentaban a la mesa, uno junto al otro, en el plenario del grupo de las veinte mayores economías desarrolladas y en desarrollo del mundo. Putin y Bin Salman coinciden en Buenos Aires en momentos críticos para ambos, como las tensiones entre Rusia y Ucrania en el Mar Negro y la investigación por el asesinato del periodista saudí Jamal Khassoghi, ocurrido el pasado 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul.
Ambos también siguen de cerca el precio del petróleo, con un valor del Brent que repuntó ayer después de que Rusia haya indicado que evalúa recortar su producción de crudo junto con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
también con trump El presidente de EEUU, Donald Trump, también saludó brevemente al príncipe heredero, una semana después de dar por cerrada la respuesta de Washington al polémico caso del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi por parte de agentes de Riad.
“Ambos intercambiaron unos breves comentarios amables en la sesión (plenaria) de líderes, igual que (Trump) hizo con casi todos los otros líderes que asistieron”, explicó a los periodistas un alto funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato. Preguntado al respecto, Trump aseguró que no hablaron de nada importante. “No tuvimos ninguna discusión. Podríamos (haberlo hecho), pero no tuvimos ninguna”, dijo Trump a la prensa durante un encuentro trilateral con los primeros ministros de Japón, Shinzo Abe, y la India, Narendra Modi.
El presidente estadounidense afirmó la semana pasada que mantendría un encuentro bilateral con Bin Salman si ambos coincidían en la cumbre del G20, pero finalmente la Casa Blanca decidió no programar esa reunión. Ese encuentro habría levantado probablemente ampollas en el Congreso de EEUU, donde sigue muy viva la polémica por el supuesto asesinato en octubre de Khashoggi a manos de un grupo de agentes saudíes. En este sentido, el resto de líderes mundiales prefirieron no acercarse mucho al príncipe saudí.