Rotterdam (Holanda) - El líder religioso tibetano Dalái Lama prometió ayer a las víctimas de abusos sexuales por maestros budistas que tratará esta problemática en reuniones con sus discípulos y con científicos, y les aseguró que sus agresores “no están por encima de la ley”. “Fue una reunión muy complicada. Es muy difícil hablar con él y dejarle claro lo que piensas. Vive un poco en su propia burbuja y no es fácil hablar sobre abusos sexuales desde un punto de vista budista, pero al final cedió y fue más receptivo”, explicó Oane Bijlsma, budista y testigo de los abusos. En el primer encuentro que el Dalái Lama ha mantenido con víctimas de abusos sexuales, el líder religioso escuchó los testimonios de tres holandesas y un belga que fueron objeto de agresiones por parte de diferentes maestros budistas en varios países.

Según Bijlsma, el Dalái Lama, premio Nobel de la Paz en 1989, “no quería oír todo esto” y por eso “mantuvo una posición defensiva en un principio”, pero después de diez minutos de conversación “empezó a estar más receptivo y a sorprenderse” con los testimonios, resumió. “Se defendió mucho, nos dijo que no le podemos señalar a él como responsable de lo que pasó. Nosotros no queríamos eso, sino que actuara contra ello. Al final fue más cercano, dejó de intentar convencernos de que no es su culpa y comenzó a escuchar lo que le decíamos”, relató la testigo. Varios monjes y profesores budistas estuvieron presuntamente implicados en “comportamientos inaceptables” con discípulos, tanto varones como mujeres, en diferentes países del mundo.

En Holanda, donde hay entre 50.000 y 65.000 budistas, algunos de los estudiantes eran menores de edad cuando ocurrieron los abusos, que no se limitaron a un solo templo y se registraron desde los años setenta, según una investigación de la televisión holandesa.

“El Dalái Lama no era muy consciente de la seriedad de los abusos sexuales. Las víctimas hablaron de varios casos de los que él no tenía conocimiento, lo cual es raro porque se enviaron cartas de denuncia a su oficina, pero está claro que se las ocultaron”, dijo Rob Hogendoorn, investigador de estos abusos y promotor de la reunión. Para Hogendoorn, el encuentro fue “positivo” porque las víctimas “hablaron en detalle y le contaron todo” lo ocurrido, aunque lamentó que “todo le pilló por sorpresa”, por lo que había que convencerle de ciertos presuntos hechos.

En un encuentro a puerta cerrada en un hotel de Rotterdam, el líder tibetano recibió una carta firmada por 12 varones y mujeres, supuestas víctimas de abusos sexuales, físicos y psicológicos en una decena de países, en la que relataban su padecimiento y su historia, denunciando directamente a sus agresores. Además, le hicieron una serie de peticiones, que se publicaron en la red bajo la etiqueta #metooguru, y el Dalái Lama se comprometió a cumplirlas, según Hogendoorn. El líder religiosos aseguró que tomará medidas para aclarar a los maestros budistas sus límites y el significado de sus enseñanzas, y sobre todo, “reafirmarse públicamente en que los líderes tibetanos no puede actuar como si estuvieran por encima de la ley en los países donde están”. añadió Bijlsma.