RIO DE JANEIRO - Los gobiernos y las empresas utilizan cada vez más la persecución legal para retratar a los activistas indígenas como criminales y terroristas, poniéndolos en mayor riesgo de violencia, según aseguró ayer Naciones Unidas. Los líderes indígenas y activistas que luchan por proteger la tierra del desarrollo están siendo obstaculizados y silenciados por la creciente militarización, los actos de seguridad nacional y las leyes antiterroristas, según un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

A nivel mundial, hasta 2.500 millones de personas viven en tierras indígenas y comunitarias, que representan más de la mitad de las tierras en todo el mundo, pero legalmente poseen solo el 10%, según grupos defensores de derechos. El informe de la ONU asegura que hay un “aumento drástico” en la violencia contra los pueblos indígenas que se oponen activamente a proyectos a gran escala como la minería, la infraestructura, las presas hidroeléctricas y la tala. “Es una nueva guerra”, afirmó la relatora especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, autora del informe. “Está empeorando porque muchos de los recursos restantes en el mundo se encuentran en territorios indígenas”, aseveró.

Un líder indígena fue asesinado este mes en Brasil en el marco de un batalla por la tala en el Amazonas. En Guatemala, siete miembros indígenas de organizaciones de agricultores que luchaban por los derechos a la tierra y la participación política fueron asesinados.

El año pasado, más de 200 activistas asesinados, el más alto desde 2002, según el grupo de campaña británico Global Witness: “En los peores casos, la creciente militarización, agravada por la marginación histórica, lleva a los pueblos indígenas a ser blanco de actos de seguridad nacional y legislación antiterrorista, poniéndolos en la línea de fuego, a veces literalmente, por el Ejército y la Policía”. - E.P.