Alexandria - El juez Thomas Selby Ellis III dio ayer comienzo al juicio por fraude fiscal y bancario contra Paul Manafort, exjefe de campaña del presidente estadounidense, Donald Trump, que tendrá que explicar sus negocios con oligarcas rusos. Manafort, de 69 años y en prisión preventiva, compareció vestido con un traje negro y se mantuvo al lado de su equipo de cinco abogados al comienzo del juicio, que se celebra en la corte del distrito este de Virginia, en Alexandria, a las afueras de Washington.

El juicio comenzó con las pregunta del magistrado a los 65 individuos que figuran como candidatos para formar parte del jurado, que decidirá sobre la culpabilidad de Manafort. La defensa y la acusación también interrogarán al jurado, que estará formado por 12 personas y contará con cuatro suplentes.

La esposa de Manafort, Kathleen, acudió al juicio para acompañar a su marido, pero la sala estaba tan abarrotada de periodistas que al principio tuvo que esperar de pie, aunque luego un abogado le ayudó a encontrar un asiento.

El juez explicó a los posibles miembros del jurado cuáles son los cargos que ha presentado en contra de Manafort el fiscal especial Robert Mueller, que investiga los supuestos lazos entre Rusia y los miembros de la campaña de Trump para influir en las elecciones de 2016.

Manafort se enfrenta a 18 cargos por no haber declarado los 75 millones de dólares que obtuvo por asesorar a gobiernos extranjeros, incluido el del expresidente prorruso ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), al que ayudó a mejorar su imagen.

Entre 2006 y 2017, según la acusación, Manafort trabajó para Yanukóvich y otros gobiernos sin comunicárselo a las autoridades estadounidenses, lo que constituye un delito. Por estos hechos podría ser condenado a un máximo de 270 años de prisión.

A primera hora de la mañana, en el exterior de la corte se concentraron decenas de personas que al ritmo de un tambor agitaban pancartas con los colores de la bandera de Rusia y mensajes dirigidos a Manafort, como Trump no pasaría ni un segundo en prisión por ti.

El proceso contra Manafort es producto de la investigación de Mueller, pero los cargos que afronta no están relacionados con su labor como jefe de campaña, puesto que ocupó entre junio y agosto de 2016. El juez ha considerado en numerosas ocasiones que Manafort es una figura de interés para Mueller porque podría incriminar a Trump. Por ahora, Manafort se ha declarado no culpable y se ha negado a colaborar con la acusación.

Mientras tanto, la corte de apelaciones del Distrito de Columbia decidió mantener ayer en prisión provisional a Manafort. La corte de apelaciones, una instancia inferior al Tribunal Supremo, reafirmó la decisión adoptada en junio por una jueza de Washington, que consideró a mediados de junio que Manafort debía ser encarcelado porque había tratado de influir en las declaraciones de dos testigos.

El estratega internacional Paul Manafort es un novelesco estratega internacional que en los últimos años dejó de asesorar a quienes fermentaron la revolución del Maidán en Ucrania para guiar al magnate Donald Trump en su camino a la presidencia de EEUU.

A sus 69 años, el exjefe de campaña del multimillonario atesora una amplia carrera de asesoría, presión y, sobre todo, cercanía al poder; una vida de conexiones en la sombra que le han vinculado de manera más o menos directa con presidentes y élites políticas de distintos países, incluidos estadounidenses.

Con múltiples pasaportes, cuentas en el extranjero, lavado de dinero y supuestos intentos de manipular testigos, los documentos judiciales de su caso asemejan su figura a la de un agente encubierto de una novela de acción.

Si algo ha marcado el devenir de Manafort han sido sus trabajos con Kiev para el expresidente prorruso Víktor Yanukóvich, para quien diseñó una táctica política ante su pueblo, pero también de cara a los ojos de las élites europeas y estadounidenses.

El plan, tejido por el estratega entre bastidores desde 2006, acabó con Yanukóvich en la presidencia cuatro años después, aunque este terminó sucumbiendo en 2014, cuando la revolución del Euromaidán tumbó al mandatario ucraniano. - Efe

Desinformación. Facebook anunció ayer que ha eliminado 32 páginas y cuentas que estaban involucradas en un “comportamiento coordinado” de desinformación, una medida tomada por la compañía a tres meses de que en noviembre se celebren en Estados Unidos las elecciones legislativas de medio mandato. “Este tipo de comportamiento no está permitido en Facebook porque no queremos que la gente o las organizaciones creen redes de cuentas que engañen a otros sobre quiénes son o lo que están haciendo”, dijo Facebook en un comunicado de prensa.

Presidenciales de 2016. La red social fundada por Mark Zuckerberg se vio en el centro de la polémica en las elecciones presidenciales de EEUU de 2016 por el uso de su plataforma para difundir bulos y noticias falsas para influir en los resultados. “Todavía estamos en las primeras fases de nuestra investigación y no tenemos todos los hechos, incluyendo quién podría estar detrás”, admitió la compañía que, no obstante, aseguró que quien orquestó esta campaña de presunta desinformación fue “mucho más allá”.