MAE SAI. "Luchábamos contra el tiempo cuando los encontramos. Ahora, luchamos contra el agua (...) No podemos arriesgarnos a nuevas inundaciones", declaró a los medios Narongsak Osotthanakorn, comandante de las operaciones de rescate en la provincia de Chiang Rai, donde se encuentra la cueva, en un parque nacional.
Las autoridades estudian con detenimiento las previsiones meteorológicas con miedo al temporal que se aproxima y que, según los expertos, podría azotar la región a partir de mañana y durar hasta el 12 de juñio.
Tailandia está acostumbrada a acoger fuertes precipitaciones durante la estación del monzón, que se prolonga, según la región, de junio a septiembre, pero una probable crecida en el nivel de las aguas subterráneas de la cueva amenazaría la operación de rescate.
Según los equipos de rescate, el nivel de las inundaciones ha descendido cerca de un 40 por ciento desde el inicio de las operaciones gracias al incesante drenaje artificial del agua y a un tiempo favorable.
"Hace una semana en la entrada de la caverna el agua llegaba a la altura del pecho, hoy el nivel está por debajo de las rodillas", indicó a Efe el japonés Shigeki Mijake, miembro del equipo de cooperación internacional nipón.
Unas 20 bombas de extracción funcionan sin descanso y extraen de la cueva miles de litros a la hora, lo que se traduce en la disminución aproximada del nivel del agua en el interior en un centímetro a la hora.
"Esperemos que las aguas bajen para no comprometer la vida de los niños durante su extracción", apuntó a Efe el israelí Rafael Arush, del equipo de buceadores voluntarios.
El plan de extracción que tiene más fuerza en las condiciones actuales es que los atrapados buceen durante unos centenares de metros a lo largo de estrechos pasadizos con nula visibilidad, pero acompañados de dos buzos y atados a una cuerda que serviría de guía.
"Las autoridades y los equipos de rescate evalúan cada posible peligro antes de tomar una decisión", indicó a los medios Matt Fitgerald, de las Fuerzas de Seguridad Australianas, que asesoran en las labores.
El australiano precisó que han establecido un campamento temporal con provisiones y bombonas de aire comprimido en una gruta situada a 1,5 kilómetros de donde se encuentra el grupo atrapado.
Una opción que apoyan parte de los buceadores internacionales es un rescate por etapas, en la que trasladarían a las víctimas primero a este campamento temporal antes de intentar la salida al exterior.
El comandante de las operaciones de rescate en la provincia de Chiang Rai evitó hoy pronunciarse sobre cuándo sucederá el rescate, aunque insistió en que el salvamento sucederá de manera gradual, sacando a primero a los niños en mejor estado físico y psicológico.
El grupo -compuesto por doce niños de entre 11 y 16 años y un adulto de 26- fue encontrado la noche del lunes en una isla de terreno seco a unos cuatro kilómetros dentro de la caverna y tras nueve días de intensa búsqueda en la que han participado más de 1.300 personas.
Visiblemente delgados, pero en buen estado anímico, los chavales reciben cuidados por una decena de militares, entre ellos un médico y un psicólogo.
Gracias a la ingesta de complementos vitamínicos, este equipo de fútbol y su entrenador recuperan poco a poco las fuerzas, mientras reciben un curso intensivo de buceo y natación.
Los trece se internaron en las galerías el pasado sábado 23 de junio, tras un entrenamiento de fútbol, cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.
Los guardabosques que dieron la alerta encontraron sus bicicletas, calzado y otros enseres de los desaparecidos en la entrada de la caverna.
Cuerpos de élite del Ejército, efectivos de salvamento y voluntarios, además de expertos de Estados Unidos, Japón, China y Australia, han participado en las operaciones de búsqueda y rescate.