Bruselas - “Hemos suspendido el acuerdo de readmisión Grecia”. Lo anunciaba ayer Mevlut Cavusoglu, ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, que a su vez aclaraba que el pacto migratorio UE-Turquía seguía en marcha. En respuesta, la Comisión Europea puntualizaba que se trata de un acuerdo bilateral y que nada tiene que ver con el gran pacto que los Veintiocho ratificaron en septiembre de 2015 (y entró en vigor en marzo de 2016) con Erdogan. Para el bloque comunitario, que en estos momentos intenta desencallar su política de asilo común, es vital que ese país siga frenando a los refugiados hacia las islas griegas.
En palabras de Natasha Bertaud, portavoz del Ejecutivo comunitario, la suspensión de este acuerdo de readmisión tendrá un “impacto leve”, ya que en el último año han sido deportadas 25 personas desde Grecia hasta Turquía. En el 2016 el número se disparaba a 1.183. Bertaud confirmó, sin embargo, que Bruselas está manteniendo “varios contactos” tanto con las autoridades griegas como turcas.
El movimiento de Ankara llega pocos días después de que un tribunal griego liberase a soldados turcos que participaron en el intento de golpe de estado del verano de 2016. Atenas se niega a extraditarlos, lo que constituye para el Gobierno turco una violación del Derecho Internacional. Tras la sublevación, Erdogan ha encarcelado bajo el permanente estado de excepción a más de 100.000 personas acusándolas de complot o terrorismo. El referéndum que le siguió después lo blindó con poderes cercanos al autoritarismo y las elecciones anticipadas que se celebrarán a finales de este mes prevén reforzar más al turco.
Erdogan, nostálgico del Imperio Otomano, ha gobernado el país desde 2002 con mano de hierro, como primer ministro y presidente. El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) cuenta con el gran apoyo de la sociedad conservadora y musulmana del país. Se ha convertido en una mezcla de defensor de Allah y nostálgico de Atartuk. - M.Z.