beirut - El estudiante de Medicina Mohamed Samir nunca había visto casos tan graves por la exposición a gases tóxicos en los cuatro años que lleva trabajando en uno de los centros sanitarios de Duma, en las afueras de Damasco, que el sábado fue blanco de un supuesto ataque químico.

Samir estaba trabajando en el hospital atendiendo a heridos por bombardeos convencionales cuando ese día “entre las 19.00 y 20.00 horas” comenzaron a llegar personas con parálisis y dificultades para respirar. “Nos dijeron que habían inhalado gas; luego, empezaron a venir casos de asfixia afirmando que habían sufrido un ataque químico”, rememora en declaraciones por teléfono este joven de 23 años. Samir ya tenía experiencia en el tratamiento de afectados por ataques con gas cloro en Duma, “el último fue en febrero, pero los heridos eran leves; tan solo presentaban tos y dificultades para respirar”.

En esta ocasión, los afectados escupían sangre, algunos llegaron inconscientes al hospital y muchos temblaban y tenían las pupilas contraídas; “en incluso a algunos se les detenía la respiración”. “Estos síntomas no los habíamos visto antes cuando hubo bombardeos con gas cloro y son indicativos de que el ataque fue con alguna sustancia más. Los pacientes nos contaron que había el mismo olor que el del gas cloro pero más fuerte”, recuerda Samir. El viernes las fuerzas gubernamentales reanudaron su ofensiva en Duma, bajo el control de la facción el Ejército del Islam, ante el estancamiento de las negociaciones entre este grupo y Rusia, aliada del Gobierno sirio.

Al día siguiente, la Defensa Civil Siria, que solo opera en áreas dominadas por la oposición y que tiene el apoyo de países como EEUU y el Reino Unido, denunció el supuesto bombardeo químico, que ha sido negado tanto por el Ejecutivo sirio como el ruso. Samir detalla que el gran número de fallecidos, 43 según los datos de los que dispone, se debe a que el ataque tuvo lugar en una zona residencial. “La gente estaba escondida en sótanos y y muchos no pudieron salir”, indicó.- Efe