dublín - Los educadores en Irlanda tienen la obligación de recordar la historia del conflicto en la isla a una generación de jóvenes que ha crecido al abrigo de un exitoso, pero frágil, proceso de paz, nacido hace 20 años con la firma del Acuerdo del Viernes Santo, explica el académico Conor Mulvagh. Este profesor imparte en la Universidad de la Ciudad de Dublín (UCD) un curso sobre la historia de Irlanda del Norte, desde la partición de la isla y la creación de la provincia británica en 1921 hasta el presente. Ofrece así una visión de los orígenes del conflicto y del tortuoso camino democrático iniciado hace dos decenios con el fin de la violencia y la formación de un Ejecutivo autónomo de poder compartido entre protestantes y católicos, amenazado ahora por una parálisis de gobierno que dura ya más de un año y por el Brexit. “Por ello, el principal punto que suelo destacar es que el acuerdo no produjo un arreglo definitivo, no fue el fin de la historia, sino que inició un proceso todavía en marcha, aunque en ausencia de las atrocidades del pasado”, explica Mulvagh. Irlanda del Norte, recuerda, está aún profundamente dividida y la educación en primaria y secundaria, por ejemplo, todavía se estructura en torno a centros mayoritariamente protestantes o católicos. “La paz, realmente, llega despacio. Quedan grupos armados que cometen atentados y organizaciones paramilitares implicadas en actividades delictivas”, dice en referencia a los disidentes del ya inactivo IRA, opuestos al proceso de paz, y a las bandas lealistas probritánicas. También cuenta a sus alumnos que, a pesar de su enorme valor, el acuerdo del Viernes Santo “dio prioridad a la paz frente al establecimiento de una democracia funcional”.
Este es el escenario sobre el que operan el ultraconservador y probritánico Partido Democrático Unionista (DUP) y el republicano Sinn Féin, principales representantes de sus respectivas comunidades e incapaces de limar sus diferencias desde la caída del Ejecutivo hace 14 meses. “En los últimos años, se ha gestado, quizá, una crisis de legitimidad por el hecho de que las instituciones políticas no se han desarrollado normalmente. Ese argumento no solo sale del DUP, sino de otros sectores también”, señala el académico. Los partidos no se ponen de acuerdo sobre cuestiones de identidad cultural (matrimonio homosexual, aborto) y sobre los mecanismos para esclarecer los crímenes cometidos por todas las partes durante el pasado conflicto. A esta mezcla explosiva se ha añadido el veneno del Brexit, que amenaza con restablecer una frontera estricta entre las dos Irlandas, cuya desaparición ha ayudado a la reconciliación en la isla.