Berlín - Los militantes socialdemócratas alemanes ya pueden votar desde ayer el acuerdo de coalición firmado por su partido y el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel, una consulta vinculante -siempre y cuando se llegue a una participación del 20 %- en la que se decide el futuro del Gobierno. La consulta a la militancia del Partido Socialdemócrata (SPD), a la que están convocadas 463.723 personas, terminará el próximo 2 de marzo a la medianoche y el resultado se conocerá dos días después.
“¿Debe el SPD ratificar el pacto de gobierno negociado con la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana (CDU/CSU)?”, reza la única pregunta de la papeleta que los militantes deben remitir a la central del partido junto a una declaración jurada.
Las campañas a favor y en contra del acuerdo han precedido a esta consulta en un SPD que se debate entre el temor a perder su identidad con cuatro años más como socio menor de una coalición dirigida por Merkel y el miedo a nuevas elecciones en momentos en que las encuestas no anuncian nada bueno para la agrupación. La presidenta designada del SPD tras la dimisión de Martin Schulz, Andrea Nahles -que deberá ser elegida por un congreso extraordinario el 22 de abril después de que aquel dimita-, está participando en actos a lo largo y ancho de Alemania para defender el acuerdo, segura de que los electores no entenderían que el partido se negara a asumir su responsabilidad para que Alemania tenga un Gobierno estable.
Al frente de los opositores al acuerdo está el jefe de las Juventudes Socialdemócratas (los Jusos), Kevin Kühnert, que también recorre el país pidiendo el voto por el no, convencido de que el partido necesita renovarse en la oposición. Pero el secretario general del SPD, Lars Klingbeil, ha advertido ya de que si no se reedita la gran coalición, Merkel elegirá probablemente el camino de unas nuevas elecciones, no un Gobierno en minoría, lo que según las últimas encuestas sería nefasto para los socialdemócratas.
En el acuerdo de coalición el bloque conservador que forman la CDU y la CSU hizo concesiones importantes al SPD, tanto en el área política, con importantes inversiones en materias sociales y de vivienda, como en el reparto de ministerios. De hecho, el SPD se quedó con seis carteras, entre ellas tres ministerios claves -Exteriores, Finanzas, y Trabajo y Asuntos Sociales-, después de haber tenido en las generales de septiembre su peor resultado histórico con el 20,5 % de los votos. Pero ahora los sondeos sitúan al partido por debajo de ese mínimo y la última encuesta, realizada por el instituto Insa y difundida el lunes por el diario Bild, situó por primera vez a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como segunda fuerza (16%), por delante del SPD (15,5%).
De forma paralela a la pérdida de apoyos en los estudios demoscópicos, el SPD ha ganado militantes y entre el 1 de enero y el 6 de febrero se registraron 24.339 nuevos afiliados, con la duda de cuántos se inscribieron en respuesta a la campaña lanzada por los Jusos para reclutar nuevos compañeros que votaran no a la gran coalición.
El popular diario Bild, el más leído del país, ha emprendido también una campaña para deslegitimar la consulta socialdemócrata, cuya validez ha refrendado el Tribunal Constitucional.
Merkel ya tiene sucesora Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel ha sentado ya las bases para la sucesión dentro de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), y, eventualmente, al frente del Gobierno, con la designación el lunes de Annegret Kramp-Karrenbauer, conocida también como AKK, como la candidata a asumir el cargo de secretaria general, aunque Merkel no ha desvelado cuándo se dará el relevo. La designación de Kramp-Karrenbauer como número dos de la CDU, en sustitución de Peter Tauber, que presentó el lunes su dimisión, ha sido interpretada como una señal clara de que comienza una estrategia de futuro, que deberá empezar por una renovación programática de la formación. AKK, de 55 años, se ha comprometido con esa tarea, que podrá empezar tras dejar el gobierno regional en Sarre y ser elegida secretaria general de la CDU en un congreso extraordinario el 26 de febrero. Fue una de las grandes defensoras dentro del partido de la política de puertas abiertas a los refugiados que lideró Merkel en 2015, ante la tragedia humanitaria que se vivía en Hungría, y que facilitó la llegada a Alemania de cientos de miles de solicitantes de asilo.