Tel Aviv - La coalición de Gobierno israelí ha cerrado filas por ahora en torno al primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien podría ser formalmente imputado por soborno y fraude tras la recomendación policial de anteanoche en ese sentido. El ministro de Educación, líder del partido derechista Hogar Judío y candidato a primer ministro en las futuras elecciones, Naftali Benet, seguirá apoyando al Ejecutivo mientras el fiscal general no decida si imputa o no a Netanyahu, según declaró ayer en una conferencia en Tel Aviv.
No obstante, Benet también afirmó que una de las tareas del cargo es dar ejemplo con el comportamiento, y lamentó que eso no hubiera sucedido en este caso. “Aceptar regalos en grandes cantidades durante un largo periodo de tiempo” no está “a la altura de las expectativas que los ciudadanos israelíes tienen de su líder”, pronunció. Justo antes de que el ministro subiera al estrado lo había hecho Netanyahu, quien frente a un público de alcaldes y autoridades locales aseguró que podían “estar tranquilos”, ya que la coalición de Gobierno “es estable” y “nadie pretende” convocar elecciones anticipadas.
El primer ministro también dijo que el informe policial que recomienda su acusación es “un documento torticero, radical y lleno de agujeros como un queso suizo”. Y defendió su inocencia, tanto en el caso en el que es sospechoso de recibir regalos caros por parte de un rico benefactor a cambio de favorecer sus intereses, como en el que se sospecha que intentó lograr una mejor cobertura periodística por parte de un periódico a cambio de limitar la circulación de su competencia.
El público acogió templadamente las palabras del primer ministro, con escasos aplausos. Las de Benet fueron recibidas con mayor entusiasmo, especialmente cuando destacó que confiaba en “los policías y en el jefe de la Policía”, pidió “templanza” hasta que la Fiscalía decida y aseveró que Israel “no es un país corrupto”. “La ley en Israel es clara y determina que el primer ministro puede permanecer en su puesto incluso después de las recomendaciones de la Policía”, recordó.
Otro de los socios clave de Netanyahu, el ultraderechista y titular de Defensa, Avidgor Liberman, quitó importancia a las recomendaciones policiales y consideró que “hay una institución que decide si un hombre es culpable o no: el tribunal, no los medios”. A su entender, la controversia por las conclusiones policiales es “literatura barata, un reality”.
La ministra de Justicia, Ayelet Shaked, del conservador Hogar Judío, y el titular de Interior y líder del partido ultraortodoxo Shas, Arie Deri, también dieron su apoyo al jefe del Gobierno. El socio más relevante de la coalición, el titular de Finanzas Moshe Kahlón, del partido Kulanu, también minimizó lo que consideró “murmuraciones del público” y pidió esperar a los acontecimientos.
Tras más de un año de investigaciones y especulaciones, la Policía aconseja acusar al primer ministro de fraude, soborno y ruptura de confianza, y el fiscal general, Avihai Mandelblit, deberá decidir si las pruebas son lo suficientemente contundentes como para seguir adelante. Analistas israelíes señalaban ayer que si bien lo más probable es que los socios de la coalición sigan apoyándole, el movimiento masivo y popular anti-Netanyahu y anticorrupción -con manifestaciones semanales en diversas ciudades del país- podría acabar afectando también a sus acólitos.