Londres - No hay consenso para que el Brexit sea una realidad. Sabedor de ello, el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, pidió ayer “unión y positividad” ante la nueva etapa a la que se enfrenta Reino Unido y definió los intentos de descarrilarlo convocando una nueva consulta como “un error desastroso que dejaría el país con un sentimiento permanente de traición”.
Johnson dijo que creía que un segundo referéndum causaría una mayor división, aunque no dijo que necesariamente de producirse, finalmente ganase la salida del bloque común otra vez. “Digo con toda franqueza que, si hubiera una segunda votación, creo que simplemente tendríamos otro año de disputas y turbulencias con las que todo el país perdería”, explicó. “Así que no vayamos hacía eso”, advirtió.
Para el acérrimo defensor de la salida de la Unión Europea, ésta no debería verse como una causa para tener miedo, sino para unirse en lo que todos creen con una visión de futuro y confianza. De hecho, cuestionó los beneficios económicos de estar en el mercado único de la UE y la unión aduanera, que Londres plantea finalmente abandonar.
Advierte a Bruselas Johnson se mantuvo firme en la posición negociadora de Downing Street durante su discurso en la sede del think tank Policy Exchange en el centro de Londres. “Sería algo intolerable y antidemocrático”, dijo, para advertir a Bruselas de que en la isla no acatarán la nueva legislación europea durante el período de transición de dos años inmediatamente posterior al Brexit.
La visión de la isla pasa por buscar “el acuerdo correcto sobre aviación y sobre viajes sin visado” como hasta ahora, lo que, según dijo, daría lugar a la expansión de los intercambios británicos y viajes a la UE, comentó Johnson, mientras en los medios del país parodiaban que eligiese el 14 de febrero para dar estas palabras. “No hay una razón sensata por la cual no podamos retirarnos a España, como de hecho lo hicimos mucho antes de que España se uniera a la UE, o en cualquier otro lado”, puntualizó.
Como si de una carta de San Valentín se tratase, defendió que el Brexit “no es motivo de miedo, sino de esperanza”. Más allá de eso, pidió a los defensores de seguir en el bloque común, conocidos como remainers, que vean los beneficios de salir de la UE. En esa línea, ensalzó que los ciudadanos británicos después de la ruptura con el bloque común deberían tener la libertad de decidir si quieren trabajar en el extranjero, seguir comprando vuelos baratos y enamorarse de los extranjeros con la misma facilidad que lo hacen hasta ahora.
Aprovechar la salida “Estaríamos locos por pasar por este proceso de salida de la Unión Europea y no aprovechar las libertades económicas que traerá”, defendió. “Solo retomando el control de nuestras leyes, las empresas y empresarios del Reino Unido tendrán la libertad de innovar, sin el riesgo de tener que cumplir con alguna directiva ideada por Bruselas, a instancias de algún grupo de presión, con el objetivo de mantener como un competidor al Reino Unido”.
Entre los beneficios que ve para Londres, sugirió los cambios regulatorios, incluida la pesca, la prohibición del transporte de animales vivos, la eliminación de los subsidios a los propietarios ricos y la reducción del IVA sobre el combustible.
Más allá de eso, cree que tanto la tecnología de células madre como los servicios financieros también podrían beneficiarse de la salida de la UE. “Puede ser que necesitemos un marco regulatorio, escrupuloso y moral, pero sin miedo a lo nuevo. Lo mismo puede decirse de los instrumentos innovadores de servicios financieros”, defendió Johnson.
El siempre polémico titular de Exteriores también echó balones fuera, mostrando su preocupación por “la determinación de cierta gente para frenar el Brexit, revertir el resultado de las urnas y frustrar la voluntad del electorado británico”. De hecho, explicó que quería tender la mano para que los votantes a favor de la permanencia no sintieran una sensación de pérdida.
Temores infundados Para Johnson, algunas de estos temores habían sido infundados, pero también reconoció que estaba preocupado por “un endurecimiento del estado de ánimo y una profundización de la ira”, y agregó: “También debemos acercarnos a quienes todavía tienen ansiedades”. Aprovechó su intervención para distanciar al partido conservador del concepto reaccionario de Brexit que promueve el ex líder del euroescéptico UKIP Nigel Farage. “Este Gobierno no puede permitir que algo así suceda” defendió Johnson, ante la ofensiva lanzada por los partidarios de permanecer en la UE, que presentarán Renew el lunes en la capital británica, como una nueva coalición multipartidista para defender seguir en Bruselas.
La estrategia conservadora pasa ahora porque importantes figuras del partido den una serie de discursos en los próximos días defendiendo las oportunidades del Brexit, pero en ella hay ausencias notables, las figuras partidarias de una ruptura suave con Bruselas, como son la de la ministra de Interior y el de Hacienda.