Berlín - El Partido Socialdemócrata (SPD) alemán trata de reforzarse con el relevo en su jefatura a favor de Andrea Nahles, en busca del sí de sus bases al pacto de Gobierno con Angela Merkel, del que depende el cuarto mandato de la canciller y la credibilidad de la formación política. Nahles -de 47 años, exlíder de las juventudes del SPD, los Jusos, y antigua representante de su ala izquierdista- tiene el doble cometido de dar credibilidad al compromiso de renovación del partido más antiguo de Alemania y de dirigir la campaña a favor del sí en la consulta entre sus 463.000 militantes. Oficialmente, el jefe de la formación sigue siendo Martin Schulz, pero su anuncio, ayer, de que se retirará del cargo para asumir el de ministro de Exteriores de Merkel y la designación de Nahles como su sucesora la han convertido en líder de facto del partido. A la jefa del grupo socialdemócrata en el Bundestag (Parlamento federal) y ministra de Trabajo en el anterior Gobierno de la canciller se le reconoce mayor anclaje entre las bases del partido, más vigor y capacidad de convicción que a Schulz.
De ella fue el discurso más vibrante del pasado congreso del SPD, en Bonn, donde el sí al preacuerdo de coalición se impuso por un 56%, y de ella se espera que neutralice la campaña por el no de las corrientes internas del partido, de las que los Jusos son el principal altavoz. El papel futuro de Schulz en la fuerza política es incierto, ya que desde que asumió sus riendas, hace menos de un año, no ha logrado ninguno de sus objetivos, además de haber hundido al SPD en el mínimo histórico del 20,5% cosechado en los últimos comicios generales. Con ello aceleró la erosión de una formación en caída constante de electorado desde hace una década y media, lo que no ha logrado revertir ninguno de los sucesivos relevos en su jefatura, ocho desde 1998.
el ministro que no quiso serlo A ello se suma ahora el problema de credibilidad del designado ministro de Exteriores, que rechazó categóricamente la reedición de una gran coalición y la opción de estar en un Gobierno bajo Merkel y a quien ahora se ve ansioso por ser su jefe de la diplomacia. La titularidad de los ministerios aún no está oficialmente cerrada, pero parece claro que el perdedor, dentro del SPD, será el actual titular de Exteriores, Sigmar Gabriel, quien hace un año dejó la jefatura del SPD para ceder a Schulz el puesto de candidato a la Cancillería. Gabriel es ahora uno de los políticos mejor valorados del país, muy por encima de Schulz, pero en cambio parece que no tendrá un puesto en el equipo de Merkel, de quien ha sido sucesivamente ministro de Medioambiente, de Economía y finalmente de Exteriores.
Por su parte, Nahles tiene la misión inmediata de lograr el sí de las bases en una consulta de final impreciso cuyos resultados, que son vinculantes, se conocerán el 4 de marzo. A su favor en la campaña por el sí al pacto de Gobierno juegan las concesiones hechas por el bloque conservador de la canciller al SPD, entre ellas la adjudicación al partido de Schulz de tres ministerios de gran peso -Finanzas y Trabajo, además de Exteriores- del total de seis que les corresponderán. El puesto de Finanzas será previsiblemente para Olaf Scholz, un político con un largo recorrido dentro del SPD y cercano a las bases, lo que debería reforzar a Nahles.
Por el lado conservador, la decisión de Merkel de dejar Finanzas en manos socialdemócratas ha generado fuertes críticas, con calificativos que van de “un error político” a titulares como el del popular diario Bild, según el cual la canciller ha “regalado” el Gobierno al SPD. Finanzas estuvo durante las dos legislaturas pasadas en manos de Wolfgang Schäuble, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y defensor, como la canciller, de la línea de la austeridad. Cuando Schäuble viajaba a Europa “siempre se podía confiar en que negociaba en interés de los alemanes y en que no habría concesiones sin contrapartidas”, apuntó a la televisión pública Christian von Stetten, de la CDU y representante en el Bundestag de las pymes y empresas familiares.