Sao Paulo - El Partido de los Trabajadores (PT) blindó ayer al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato presidencial para las elecciones de octubre de 2018, pese a la condena en segunda instancia a doce años y un mes de prisión por corrupción. La comisión ejecutiva nacional del PT lanzó ayer en Sao Paulo por unanimidad la candidatura del ex presidente, quien, además de la condena, tiene otros seis procesos abiertos en la justicia, la mayoría de ellos por corrupción. “Yo acepto la indicación de precandidato del Partido de los Trabajadores (PT)”, aseguró el ex líder sindicalista, de 72 años.
El Partido de los Trabajadores reitera que Lula da Silva era su “único” candidato, pero entre bastidores se han intensificado las discusiones para buscar una alternativa con vistas a los comicios presidenciales de octubre. Lula, quien ayer aceptó oficialmente el nombramiento como precandidato, precisó que la candidatura “no puede depender solo de él” e instó al partido a seguir luchando ante “un hecho indeseado”, como podría ser su inhabilitación política por parte del Tribunal Superior Electoral (TSE) o incluso un posible ingreso en prisión. “Tenemos otros candidatos y van a intentar crear obstáculos. Espero que la candidatura no dependa de Lula. Solo tiene sentido si ustedes son capaces de hacerla, aunque haya un hecho indeseado”, agregó. En ese sentido, Lula pidió a sus simpatizantes que “sigan en movimiento” y exijan al poder Judicial alguna prueba de un delito “que no cometí”.
Aclamado por la militancia al grito de “Lula guerrero del pueblo brasileño” y “Lula presidente”, el ex mandatario, quien lidera todas las encuestas de intención de voto, defendió una vez más su inocencia y reiteró que no “cometió ningún crimen”.
Un tribunal de segunda instancia de Porto Alegre ratificó la víspera por unanimidad la condena contra Lula por corrupción pasiva y elevó la pena a doce años frente a la de nueve años y medio dictada en primera instancia el pasado julio.
Lula aseguró que los magistrados crearon un “cártel” y consideró que la sentencia publicada la víspera, más que analizar un decisión en primera instancia, sirvió para “dar valor a la categoría de los jueces” y crear corporativismo.
“continuación del golpe” El ex mandatario estuvo respaldado por los principales dirigentes del PT y por su ahijada política, la ex presidenta Dilma Rousseff, quien aseguró que la condena de Lula es la continuación de un golpe que comenzó en 2016 con su destitución. “El juicio es una farsa y un fraude. Solo tiene un objetivo, que es quitar a Lula de la elección”, sostuvo la ex mandataria, destituida en 2016 por el Congreso en el marco de un juicio político (impeachment).
Rousseff, al igual que el resto de autoridades del PT, instó a la militancia a “movilizarse en las calles” y a continuar luchando por un proyecto político. En esa línea, el senador del Partido de los Trabajadores Lindbergh Farias subió el tono del discurso y pidió ayer “enfrentamiento social” y “rebelión ciudadana” tras la condena del principal líder de la formación de izquierdas. “Para detener a Lula vais a tener que detener millones de brasileños. Vamos a luchar en las calles”, señaló el senador.
El líder del Movimiento Sin Tierra (MST), João Pedro Stédile, subrayó que el Judiciario no manda en el país y advirtió de que la organización no permitirá la prisión del ex mandatario, quien, según las encuestas, ganaría las elecciones ante cualquiera de sus posibles adversarios. Lula, quien hoy viaja a Etiopía, reunió la víspera a miles de simpatizantes en una céntrica plaza de Sao Paulo y advirtió que luchará “hasta la muerte”.
“Ahora quiero ser candidato” Lula insistió ayer en su inocencia y aseguró que “la provocación es tan grande que ahora quiero ser candidato a la presidencia”. “Todo lo hacen para evitar que yo pueda se candidato, ni ganar, solo ser candidato. Pero la provocación es tan grande que ahora quiero ser candidato a presidente de la República”, dijo en una plaza abarrotada por sus simpatizantes en Sao Paulo.
La decisión de los magistrados deja en manos del Tribunal Electoral una posible candidatura de Lula a los comicios presidenciales de octubre, dado que la legislación brasileña inhabilita electoralmente a condenados en segunda instancia. La Justicia le acusa de haber recibido un apartamento en la playa como soborno de la constructora OAS a cambio de beneficiar a la empresa con contratos de la petrolera estatal Petrobras, aunque sin presentar ni escritura ni acta de propiedad alguna. “Si cometí un delito que me lo presenten, y si me lo presentan, desisto de la candidatura”, insistió Lula durante el mitin, en el que se repitieron las consignas de “Lula presidente” y “Elección sin Lula es fraude”. “La decisión hasta la respeto, lo que no acepto es la mentira por la que ellos tomaron la decisión. Saben que no cometí el delito”, afirmó. “Estoy condenado otra vez por un apartamento que no tengo, que no es mío. Si me condenan, que me den por lo menos el apartamento. Que me den una escritura”, insistió.
“Quiero que no bajen la cabeza. Nada de decir pobre Lula. Levanten la cabeza”, dijo el ex presidente (2003-2010), convencido de que la izquierda se unirá y “vamos a volver, no solo a gobernar, sino a cuidar del pueblo brasileño como se merece”.
“Solo me van a sacar de la lucha cuando muera”, reiteró Lula, que estuvo arropado, entre otros, por el líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, Guillherme Boulos, quien convocó a los simpatizantes de izquierda a tomar las calles.
“Cuando cierran la puerta a la democracia, llevan al pueblo a la radicalización. La respuesta va a ser en la calle, acabó el tiempo de la obediencia”, advirtió el líder del movimiento social más activo de Brasil.