WASHINGTON. A Shore, un hombre blanco de 55 años, lo declararon muerto a las 18.28 hora local (00.28 del viernes GMT) tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.

En sus últimas palabras, Shore pidió perdón a los familiares de sus víctimas y aseguró que los cuatro asesinatos que se le conocen son los únicos que cometió, cerrando así las especulaciones que él mismo fomentó sobre otros posibles crímenes.

Aunque Shore cometió los cuatro asesinatos entre 1986 y 1995, no fue hasta 2003 cuando las autoridades lograron relacionarle con los crímenes y detenerle.

En 1986 asesinó a Laurie Tremblay, de 14 años; en 1992 a María del Carmen Estrada, de 20; en 1994 a Diana Rebollar, que tenía apenas nueve años; y en 1995 a Dana Sánchez, de 16. A todas ellas las estranguló y por eso se le conocía como "asesino del torniquete".

Tras asesinar a Sánchez, Shore hizo una llamada anónima a una televisión local para alertar de que "un asesino en serie andaba suelto".

A finales de los años noventa, las autoridades registraron a Shore en una base de datos de agresores sexuales, denunciado por su propia familia por abusar durante años de sus dos hijas.

Pasaron aún otros cinco años hasta que en 2003 un investigador reabrió el caso sin resolver de Estrada y relacionó el ADN del crimen con el que Shore había tenido que entregar para la base de datos de agresores sexuales.

El hoy ejecutado fue detenido por ese crimen y confesó los otros tres asesinatos. Un año más tarde fue condenado a muerte por un jurado popular.

La ejecución de Shore estaba inicialmente prevista para octubre del año pasado, pero las autoridades la retrasaron al descubrir que pretendía atribuirse un quinto asesinato por el que está condenado a muerte otro preso en Texas.

En las últimas semanas, Shore confesó otros dos asesinatos, pero los investigadores de los Rangers de Texas concluyeron que eran falsas confesiones con el único objetivo de dilatar su ejecución.

Pese a que estas dos confesiones resultaron falsas, la hermana de Shore, Laurel Scheel, dijo recientemente al periódico local The Houston Chronicle que está convencida de que hay más asesinatos. La de Shore fue la primera ejecución del año en Estados Unidos. En 2017 fueron ejecutados 23 presos en todo el país.

Desde que el Tribunal Supremo reinstauró en 1976 la pena de muerte, 1.466 presos han sido ejecutados en Estados Unidos, 546 de ellos en Texas, más que en ningún otro estado.

Este estado sureño tiene programadas otras cinco ejecuciones hasta finales de abril.