Londres - Lejos de hacer cambios que fuesen a provocar una gran sorpresa y debate, la primera ministra británica, Theresa May, apostó ayer por ir a lo seguro en el anuncio de sus esperados cambios de Gobierno. La conservadora nombró a David Lidington como su nueva mano derecha, reemplazando a Damian Green, condenado a dejar su puesto por su implicación en un escándalo con material pornográfico en su ordenador en el Parlamento.

May fue anunciando los nombramientos a cuentagotas a lo largo del día. Así, recurrió a Lidington, ex secretario para Europa y defensor de la permanencia en la UE, que presidirá a partir de ahora los principales comités gubernamentales en nombre de la primera ministra, si bien no ocupará el cargo de viceprimer ministro, que desempeñaba Green. Lidington sustituirá a May en la sesión de preguntas a la primera ministra y desplegará su conocimiento de la política europea a medida que el Gobierno desarrolle su estrategia de negociación para abandonar la UE.

Entre los otros cambios destacados, Brandon Lewis, ministro de Inmigración, que pasa a ser el nuevo presidente del partido tory con la orden de poner en marcha una profunda revisión de sus operaciones y estrategia. Lewis toma el testigo de Sir Patrick McLoughlin, una salida que no coge de sorpresa a nadie, pues a él se le culpa directamente del desastroso resultado electoral de los tories en las últimas elecciones. De hecho, McLoughlin en ningún momento había ocultado el hecho de que quería “salir”. El segundo de Lewis será James Cleverly, un exoficial del Ejército de Tierra conocedor de los medios de comunicación. Este diputado negro fue elegido por primera vez como representante en Westminster en 2015 y fue la primera evidencia clara del plan de May para promover a colegas más jóvenes y mejorar la diversidad en la alta dirección de su partido.

La lentitud a la hora de anunciar los nombramientos no impidió que hubiese momentos de confusión y caos, pues la cuenta oficial del partido conservador en Twitter publicó que Chris Grayling, actual ministro de Transporte, sería el nuevo presidente, para eliminarlo rápidamente segundos después.

La cuenta, seguida por 312.000 personas, publicó un gráfico felicitando a Grayling y elogiándole como nuevo presidente. El error ya forma parte de su entrada en la Wikipedia y provocó la mofa en redes sociales por lo breve que duró en el puesto. Minutos después se supo que Lewis era finalmente el elegido. Visto dentro de su partido como un “par de manos seguras”, fue una figura clave en la campaña de May para llegar al liderazgo conservador.

Un ministro que aparecía en las quinielas para salir del Ejecutivo era Jeremy Hunt, pero finalmente permanecerá en su puesto como ministro de Sanidad. La prensa británica dice que le ganó el corazón a la primera ministra con el argumento de añadir a su cargo “Cuidados Sociales”, que provocó un debacle del manifiesto tory en las pasadas elecciones, por su fracasado plan de hacer pagar a los jubilados por los cuidados sociales que estuviesen en posesión de casas valoradas en más de 100.000 libras (160.000 euros). Tras la bajada en las encuestas, pronto el conocido como impuesto de la demencia tuvo que ser abandonado.

A eso hubo que sumar la renuncia de la ministra de Educación, Justine Greening, tras casi tres horas de reunión en Downing Street. Situada en el ala más moderna del partido tory, se negó a dejar “su trabajo de ensueño” para tomar la cartera de Trabajo y Pensiones. La primera ministra se mostró decepcionada con lo sucedido y nombró en su lugar a Damian Hinds. Greening pasa así a ser una diputada de segunda fila en el parlamento. Además, la política tiene experiencia en lo que más necesitan los tories: ganar escaños en circunscripciones muy disputadas entre dos formaciones”.

May refresca su gabinete en un intento de convencer a los votantes de que los conservadores tienen la energía, las ideas y el talento para hacer frente a la nueva ronda de negociaciones con Bruselas del Brexit, pero lo cierto es que los cambios no cumplieron el nivel de las expectativas creadas durante semanas.

Sigue el núcleo duro Como era de esperar, May no hizo movimientos en carteras importantes y confirmó la permanencia del núcleo duro: Boris Johnson (Asuntos Exteriores), Amber Rudd (Interior), Philip Hammond (Economía y Hacienda) y David Davis (Brexit), en un Ejecutivo ampliamente dividido sobre la postura que Londres debería seguir en el mercado común y la unión aduanera.

May pretende así revitalizar un Ejecutivo tras varios meses de escándalos y desavenencias internas, sobre todo, en relación al enfoque de las negociaciones del Brexit. Precisamente, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, afirmó ayer que Bruselas continúa trabajando con la hipótesis de que el Brexit sucederá el 30 de marzo de 2019 y pidió “no creer” a quienes dicen que este proceso puede ser reversible. “No crean a los que dicen que al final la razón aterrizará en las islas y que el Brexit puede dar marcha atrás”, dijo Juncker.