damasco - “El Gobierno sirio está cometiendo crímenes de guerra en una escala épica en Guta Oriental, utilizando su brutal estrategia, ya conocida, de asediar y bombardear a civiles, está obligando a la población a rendirse o morir de hambre”, alertaba hace un mes Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional (AI).
Guta oriental es el mayor de los cercos que quedan en Siria. En él sobreviven 400.000 personas bajo bombardeos diarios, sin acceso a alimentos ni atención médica. “Quienes no están aquí piensan que exageramos, pero no lo hacemos. Apenas tenemos comida. Mi esposa y yo tuvimos que reducir a la mitad la cantidad de alimentos que comemos. Con los precios actuales, cada vez más altos, es imposible comprar comida”, contaba Muhamad a AI. Según el informe sobre seguridad alimentaria publicado el 22 de noviembre, un paquete de 700 gr. de pan era 85 veces más caro en Guta Oriental que en Damasco, a 15 km de distancia.
Hoda es un médico que trabaja en la zona asediada. “Los hospitales dependen ahora de los convoyes de ayuda humanitaria, a los que rara vez se les permite la entrada. El último convoy de ayuda humanitaria que entró en Kaferbatna (un barrio de Guta oriental) lo hizo hace un mes (en octubre)]. Apenas llevaba suministros médicos. Necesitamos combustible, anestésicos, oxígeno, antibióticos... Nos estamos quedando sin estos materiales”, alertaba a la organización internacional.
“Los niños y niñas son los que más sufren. Recibo muchos casos de desnutrición. Necesitan alimentos que les aporten energía y refuercen su sistema inmunológico, pero sus familias no pueden permitirse comprarles comida, así que terminan comiendo cebada, que es asequible, una vez al día. Así son las cosas. No tenemos casos de muertes infantiles por desnutrición, pero todos los niños y niñas que me llegan son esqueletos: huesos y piel. Vi a un bebé de 10 meses que pesaba 800 gr. Todos los niños, sin excepción, están por debajo de su peso”, agregaba. En su informe, en el que denunciaba el uso de municiones de racimo soviéticas prohibidas, AI alertaba de “una epidemia de desnutrición cada vez más grave”. En este sentido, en octubre, Unicef anunció que 232 niños y niñas de Guta oriental sufrían desnutrición aguda severa.
Duramente castigada Sitiada por las tropas sirias desde hace casi cinco años, Guta Oriental no ha tenido respiro. Esta región agrícola fue de las primeras en sumarse a la ola de protestas en marzo de 2011 y ha sido una de las más castigadas. En agosto de 2013 acaparaba titulares de toda la prensa mundial tras conocerse un ataque químico que dejó 1.400 muertos.
Desde que el Gobierno sirio capturó en febrero de este año las zonas de Al Qaboun y Barze, que hacen frontera con Guta Oriental, los túneles de contrabando que durante años garantizaron un suministro mínimo de comida, agua y materiales médicos para la población sitiada han sido cerrados. A consecuencia de ello, la situación humanitaria se ha deteriorado y los precios de los alimentos han aumentado de forma exponencial, mientras los hospitales se esfuerzan por tratar a los pacientes pese a la falta de materiales. Por si fuera poco, el pasado 3 de octubre, Damasco estrechó aún más el cerco al cerrar el único punto de entrada a la castigada localidad de Duma. - M. Martínez