Jerusalén - Dos palestinos murieron y tres centenares resultaron heridos ayer en enfrentamientos con soldados israelíes en el Día de la Ira en protesta contra la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, en una jornada que sin embargo transcurrió en calma en la ciudad santa. Tras las oraciones del mediodía de ayer viernes (día sagrado musulmán), grupos de jóvenes en Cisjordania y Gaza se dirigieron a los puestos de control militares israelíes, donde lanzaron piedras y cócteles molotov contra los soldados, que respondieron con disparos y el uso de material antidisturbios.

“Han surgido protestas violentas en unas 30 localidades a lo largo de Judea y Samaria (Cisjordania) y la Franja de Gaza”, confirmó el Ejército en un comunicado en el que precisó que en Cisjordania unas 3.000 personas se habían manifestado violentamente, y habían quemado neumáticos y lanzaron bombas incendiarias y piedras contra las fuerzas de seguridad. Los principales choques en Cisjordania tuvieron lugar en Hebrón, a las afueras de Belén, en Beit Umar, Al Aroub, Tulkarem y Qalandia, el principal puesto de control entre Jerusalén y Ramala, según confirmó el Ejército israelí, que informó de que diez personas resultaron heridas y 28 fueron detenidas. Según el Ministerio de Sanidad, de los centenares de heridos 69 lo fueron de bala y 271 heridos por balas recauchutadas, a los que se sumaron otros 726 atendidos por inhalación de gases lacrimógenos y 22 por golpes o impactos de las latas que contienen los gases.

En Gaza, el Ejército informó de que se produjeron enfrentamientos en seis puntos de la Franja, mientras que el Ministerio de Sanidad palestino confirmó la muerte de un hombre de 30 años por un impacto de bala cuando se manifestaba al este de la ciudad gazatí de Jan Yunis, cerca de la zona fronteriza, al que posteriormente se sumó el fallecimiento de otro hombre de 54 años. El portavoz de Sanidad de Gaza, Ashraf al Qedra, confirmó también 60 heridos, todos ellos por munición real y dos de los cuales se encuentran en estado de extrema gravedad.

Jerusalén, en calma En Jerusalén, sin embargo, la ciudad protagonista del conflicto, no se registraron apenas incidentes. “El imán ha llamado a la calma, ha dicho que este es un sitio de rezo, sagrado. Aunque tenemos dolor en nuestros corazones por lo que ha hecho Trump, no vamos a hacer ninguna protesta, invitamos a todo el mundo a que se acerque a Jerusalén que es una zona árabe, palestina y musulmana”, señaló el palestino Abu Salahedín tras participar en el rezo en la mezquita de Al Aqsa (Jerusalén Este).

Finalizada la oración principal en la Explanada de las Mezquitas, las calles de la Ciudad Vieja quedaron medio vacías y en calma, así como los barrios adyacentes, al contrario de lo que sucedía en la crisis del pasado julio, cuando tras la oración se registraban fuertes enfrentamientos entre grupos de palestinos y fuerzas de seguridad israelíes.El jeque Hasan Yousef, líder del movimiento islamista Hamás en Cisjordania, explicó que la protesta es “una respuesta a Trump” y para “frenar cualquier violación de la ocupación contra nuestro pueblo y nuestros lugares sagrados”. En Gaza, el dirigente de Hamás Ahmad Bahar señaló durante el sermón del viernes que “la declaración de Trump es amenazadora” y advirtió que “está jugando con fuego. Está cavando con sus manos su propia tumba”.

“Jerusalén es la capital de Palestina y también la capital de los árabes y los musulmanes”, agregó Bahar, quien pidió apoyo a los países árabes e islámicos y que estos no se limiten a “declaraciones de condena y retóricas” ya que “el ataque contra Jerusalén es un ataque contra La Meca y Medina”. Ismail Redwan, otro líder de Hamás en Gaza, declaró que “se ha desencadenado una nueva intifada”, una afirmación que no pareció concretarse en las calles.