Londres - La primera ministra británica, Theresa May, no cedió ayer a las llamadas que le pedían que cancelase la visita de Estado del presidente estadounidense, Donald Trump, a Reino Unido y se limitó a tildar su tuit con material del grupo ultranacionalista británico Britain First como “incorrecto”.
Una respuesta que no gustó al mandatario estadounidense, quien respondió a la conservadora en Twitter diciéndole que no se centrase en él y lo hiciese en su lugar en el “destructivo terrorismo radical islámico que está teniendo lugar dentro del Reino Unido” y siguió así echando más leña a la polémica.
Un día antes, Trump había retuiteado mensajes en los que se acusa a los musulmanes de violencia indiscriminada, precisamente procedentes de Jayda Fransen, persona condenada el año pasado por abusar de una mujer musulmana que llevaba un hijab en Luton, al norte de Londres.
“El hecho de que trabajemos juntos no significa que tengamos miedo de decir cuándo creemos que Estados Unidos se equivocó”, dijo la primera ministra británica, sorprendida por la polémica durante un viaje a Jordania, pero reconoció que la maquinaria del viaje de Estado de Trump ya está en marcha y sólo queda por establecer una fecha.
La invitación de May a Trump se remonta al pasado mes de enero, pero se ha visto salpicada por la polémica desde el primer día, pese a tener un claro fin de mejorar las relaciones trasatlánticas entre Reino Unido y Estados Unidos, así como afianzar la relación comercial frente a la salida de Londres de la Unión Europea.
Uno de los más críticos con lo sucedido fue el alcalde de Londres, Sadiq Khan, pidiendo a la primera ministra que no debería darle la bienvenida a Trump a la isla. El político laborista, de religión musulmán, definió al ultranacionalista Britain First como “un grupo vil y extremista que existe únicamente para sembrar división y odio en nuestro país” y agregó que los videos de Trump hacen “cada vez más claro que ninguna visita oficial debería ser bienvenida”.
Para Khan, si bien muchos británicos que aman a Estados Unidos y al pueblo estadounidense verán esto como una traición a la relación especial entre los dos países, también cree que el presidente del aliado más cercano de Reino Unido “no debería dar su apoyo al citado grupo extremista”.
La respuesta de May tampoco contentó a otros diputados británicos, quienes horas antes protagonizaron un fuerte debate en la Cámara de los Comunes. En la sesión tildaron a Trump de ser “estúpido” y “racista, incompetente o irreflexivo”, al mismo tiempo que no ocultaron su deseo de que se retirare la invitación. De hecho, el veterano diputado laborista Dennis Skinner llamó a Trump abiertamente “presidente fascista”, a quien no se le debería de dar una visita de Estado: “Creo que está bastante claro sobre la base de lo que ya sabemos sobre este presidente fascista que las simples palabras no serán suficientes”, lamentó.
Skinner pidió acción para cancelar la visita de una vez por todas y recordó como ya se había pedido hasta en tres ocasiones. Sin ir más lejos, una de ellas contó con una petición firmada por más de un millón de británicos, tras haber aprobado Trump una orden ejecutiva de vetar la entrada a refugiados y a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana a Estados Unidos.