Berlín - Las diferencias en materia de refugiados, medio ambiente y política fiscal obligaron ayer al bloque conservador de la canciller alemana, Angela Merkel, a liberales y a verdes a pasar a una segunda ronda de negociaciones para intentar allanar el camino a un gobierno de coalición. “Voy a estas negociaciones con la voluntad, a pesar de todas las dificultades, de implementar el encargo que nos han hecho los votantes de formar un gobierno”, declaró Merkel al llegar a la sede en Berlín de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que preside, donde se retomaron las conversaciones interrumpidas sin acuerdo de madrugada, después de quince horas de reuniones.

Tras las elecciones del 24 de septiembre pasado, los tres bloques comenzaron a hablar de una posible coalición a mediados de octubre y decidieron presentar ayer un acuerdo de mínimos, que debería ser ratificado por la dirección de los respectivos partidos antes de comenzar las negociaciones formales. No obstante, los notables disensos en asuntos como la política de acogida de refugiados y el derecho a la reagrupación familiar les llevaron a interrumpir las conversaciones pasadas las 03.00 horas de la madrugada.

El tema enfrenta sobre todo a Los Verdes y a la Unión Socialcristiana (CSU), partido hermanado de la CDU en Baviera, el land (estado federado) por el que entraron a Alemania cientos de miles de solicitantes de asilo durante la crisis de los refugiados de 2015 y 2016. Los conservadores, entre tensiones internas, quieren prolongar más allá de marzo de 2018 la limitación establecida para la reagrupación familiar de los solicitantes de asilo que no consiguen el estatus de refugiados, pero que, sin embargo, reciben protección subsidiaria por razones humanitarias, algo que rechazan de plano los verdes.

Otro asunto controvertido es la exigencia clave de los liberales de suprimir el impuesto de solidaridad, creado para reactivar el este del país tras la reunificación de Alemania y que equivale al 5,5 % de la carga fiscal. En el borrador de acuerdo sobre el que negociaban las partes, de 61 hojas, la supresión “progresiva” de este impuesto parecía cosa hecha, a falta de definir los parámetros. Pero los medios señalan que la oferta de rebaja fiscal presentada el jueves por la noche por Merkel -entre 8.000 y 12.000 millones de euros, según unos; entre 2.000 y 4.000 millones de euros, de acuerdo con otros- es inaceptable para los liberales, que exigen al menos 20.000 millones de euros de alivio al año.

En materia medioambiental, Merkel propuso reducir la electricidad producida a base de carbón en siete gigavatios, cuando conservadores y liberales habían ofrecido inicialmente tan sólo entre tres y cinco gigavatios, frente a los entre ocho y diez que exigen los verdes. Los ecopacifistas, que ya habían anunciado antes del inicio de la decisiva ronda de negociaciones que renunciarían a su exigencia de elevar el impuesto sobre el diésel, ven en la oferta de Merkel un primer paso que podrían aceptar si, por ejemplo, la CSU cede en la política de refugiados, según fuentes citadas por distintos medios.

La canciller se mostró convencida ayer de que “vale la pena pasar a la segunda ronda” para lograr un acuerdo de mínimos, mientras que el líder de los conservadores bávaros, Horst Seehofer, afirmó que no hay motivos para hablar de fracaso, ya que habían acordado reunirse ayer y se habían reservado el fin de semana.

El copresidente de los verdes, Cem Özdemir, subrayó que las partes se toman el tiempo que necesitan y agregó que “al final sólo funcionará si todos están dispuestos a moverse”, mientras que el líder de los liberales, Christian Lindner, afirmó que un “proyecto histórico” como este “no debe fracasar por faltarle unas horas”. El vicepresidente de los liberales, Wolfgang Kubicki, se mostró menos confiado al hablar de frentes “extremadamente atrincherados”.

El tripartito Jamaica -como se le llama por los colores con los que se identifican los partidos de la posible coalición (verde por los ecologistas, amarillo por los liberales y negro por el bloque conservador)- nunca se ha formado a nivel federal y el apoyo ciudadano a esa fórmula ha caído tras estas cuatro semanas de negociaciones, a falta de avances visibles. Según el barómetro político que difundió ayer la cadena pública ZDF, sólo el 50% de los encuestados vería bien una coalición, un 7% menos de apoyo que en octubre. Si no se logra un acuerdo, el 68% se pronuncia a favor de nuevas elecciones, opción a la que podría verse abocado el país ante el rechazo socialdemócrata a reeditar la gran coalición con Merkel.