Beirut - El presidente del Líbano, Michel Aoun, e importantes figuras políticas del país dejaron ayer la puerta abierta al regreso a la jefatura del Gobierno de Saad Hariri, quien ha prometido desde Riad que volverá al país “muy pronto” para presentar su dimisión en persona.

Hariri permanece en Arabia Saudí desde que comunicó el pasado día 4 que abandonaba el cargo, renuncia que aún no ha sido aceptada por Aoun, quien se mostró ayer “contento” por el anuncio de su próximo regreso a Beirut. En un mensaje en la red social Twitter, Aoun reiteró que aguarda su vuelta al país para conocer “todas las circunstancias, cuestiones e inquietudes que deben abordarse” en relación a su dimisión, aunque no descartó que Hariri dé marcha atrás y permanezca en el puesto.

Otras figuras políticas dieron la bienvenida a las declaraciones que hizo Hariri en una entrevista en directo desde Riad con la televisión libanesa Al Mustaqbal, en la que aseguró que su intención es protegerse a sí mismo y al Líbano, ante los peligros de los conflictos regionales que se desarrollan a su alrededor. El expresidente libanés Michel Suleiman vio “signos positivos” en las palabras de Hariri, quien buscó “distanciar el Líbano de las crisis regionales”, como la guerra en la vecina Siria o en el Yemen, y las tensiones entre los dos superpoderes, Arabia Saudí e Irán. Tras reunirse con el muftí -máxima autoridad religiosa suní- de la República, Abdelatif Derian, Suleiman declaró a la prensa que, cuando Hariri regrese, decidirá si dimite o permanece en el cargo, pero añadió que “su vuelta al país es esencial”.

a la expectativa Por su parte, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, que ha sido muy crítico con Hariri, dijo ayer que su renuncia ha de “tener lugar en el territorio libanés”, según la Agencia Nacional de Noticias (ANN). Mientras, el líder druso Walid Yumblat mostró su apoyo al primer ministro dimisionario a través de un mensaje de Twitter: “A pesar de todas las dificultades, obstáculos e impedimentos, Saad Hariri continúa siendo el hombre del compromiso, del diálogo y de Estado”. Para el ministro de Estado para la Lucha contra la Corrupción, Nicolás Tueni, las declaraciones de Hariri son una prueba de que los libaneses “lo apoyan de modo unánime”, informó la ANN. “El Líbano y su pueblo saldrán más fuertes que nunca de esta crisis pasajera, debido al consenso popular en torno al jefe de Estado, que ha impedido el deterioro de la estabilidad en el país”, indicó Tueni en referencia al papel que desempeñó Aoun la pasada semana.

El patriarca de la Iglesia cristiana maronita, cardenal Bechara Rai, aseguró que está “tranquilo” después de haber escuchado las palabras de Hariri, quien señaló que es su deber proteger a todos los componentes de la sociedad: suníes, chiíes, cristianos, drusos... “Lo que escuchamos ayer nos tranquiliza, el primer ministro respondió a todas las preguntas de los libaneses y abrió nuevos horizontes”, manifestó el líder católico a los periodistas en el aeropuerto internacional Rafic Hariri de Beirut, antes de viajar a Arabia Saudí, en medio de la crisis con el país suní.

Incluso el Gobierno iraní expresó ayer su deseo de que Hariri regrese “pronto” al Líbano y “declare su dimisión oficialmente allí”. El portavoz de Exteriores de Irán, Bahram Qasemí, dijo en una rueda de prensa que “las declaraciones (de Hariri) dan un brillo de esperanza a su regreso, que ayudaría a restaurar la calma en el Líbano”.

Precisamente, la renuncia del suní Hariri ha sido interpretada como un movimiento de Arabia Saudí para golpear de forma indirecta a su enemigo regional, Irán, a través de debilitar a su aliado libanés, el grupo chií Hizbulá, socio de gobierno de Hariri. Fuerzas políticas libanesas han denunciado en días pasados que el primer ministro fue obligado a dejar el cargo y permanece retenido en contra de su voluntad en Riad, extremo que él negó el domingo, al asegurar que Arabia Saudí no interviene en los asuntos internos del Líbano.