Sutherland Springs - Corrían las 11.30 horas de la mañana del domingo cuando el joven Devin Kelley atacaba el templo de la primera iglesia baptista de la localidad de Sutherland Springs con su fusil automático, matando a 26 personas e hiriendo a una veintena más. Sin embargo, el episodio más violento y mortal de la historia de Texas, en palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, solo evidencia un problema de “salud mental, no de armas”. Un suceso que calificó de “espeluznante”.

“Es un poco pronto, pero está claro que nos encontramos ante un problema de salud mental de alto nivel. Tenemos muchos problemas de salud mental en nuestro país (...). Es algo que hay abordar de manera seria”, dijo Trump al ser preguntado por las medidas que deberían ser adoptadas para evitar este tipo de sucesos. “Ha sido un ataque espeluznante en una iglesia de una zona preciosa; qué triste, quién podría pensar que algo así podría pasar”, añadió el líder de la Casa Blanca.

Por su parte, la Policía descartó ayer que la matanza perpetrada por Devin Kelley se debiera a motivos raciales, religiosos o terroristas y atribuyó la acción del tirador a causas personales. “No contemplamos que la acción de ayer se deba a motivos raciales o religiosos; sí podemos decirles que había una serie de problemas domésticos en su familia”, afirmó el portavoz del departamento de Seguridad Pública del estado, Freeman Martin, durante una rueda de prensa celebrada en la localidad donde tuvieron lugar los hechos.

Martin confirmó que la madrastra de Kelley era feligresa de la primera iglesia baptista, congregación contra la que el sospechoso habría proferido una serie de amenazas por motivos que el funcionario dijo no poder detallar aún.

Las autoridades también confirmaron que todo apunta a que Kelley acabó suicidándose y añadieron que diez personas, de la veintena de heridos del tiroteo, siguen en estado grave o muy crítico. Los otros diez o se encuentran estables o ya han recibido el alta.

Respecto a las víctimas mortales, explicó Martin, la muerte de una de esas personas se produjo en el hospital, dos murieron fuera de la iglesia y 23 dentro del templo, donde asistían a la misa del domingo.

Una de las víctimas que estaba en el interior de la iglesia era Annabelle Pomeroy, de 14 años e hija del pastor de la congregación, Frank Pomeroy, quien el domingo no estuvo en el servicio religioso por encontrarse de viaje junto con su mujer, Sherri Pomeroy, en Oklahoma.

“Por grande que haya sido la tragedia para nuestra familia, no queremos hacer sombra a las otras vidas perdidas ayer. Perdimos más que a Belle, y una cosa que me da una pizca de consuelo es saber que Belle se encontraba rodeada por la familia de su iglesia”, declaró Sherri.

El quinto peor tiroteo masivo en los anales del país tuvo como triste protagonista a un joven, Devin Patrick Kelley, un maltratador de su primera pareja por lo que fue expulsado de las Fuerzas Aéreas. Para sorpresa de los millones de estadounidenses que el domingo oyeron hablar por primera vez de Kelley, éste parecía encontrarse en una etapa de cierta estabilidad emocional en su vida.

A sus 26 años, este tejano estaba casado con la madre de sus dos hijos, Danielle Kelley, quien en su página de Instagram aún hace gala de ser la esposa de su “mejor amigo”.

Al menos, esa era la imagen oficial que ofrecía la pareja a través de las redes sociales, pero no parece concordar con lo que se va descubriendo tras empezar a escarbar en el suceso ocurrido en ese pequeño municipio del condado de Wilson, que en apenas unos minutos perdió a cerca del 5% de su población a manos de Kelley.

Según informa la prensa local, entre 2009 y 2013, Danielle impartió en este modesto templo clases a niños pequeños, a los que les hablaba de Dios.

Este dato hace sospechar a las autoridades que la elección de esta iglesia no es en absoluto casual, aunque lo que aún no está claro es si este ateo confeso tenía relación directa con alguno de los feligreses contra los que abrió fuego durante la celebración del culto.

Tampoco está claro todavía si el vecino que le hizo frente con su propia arma al salir de la iglesia vio en Kelley a un loco al que ya conocía o simplemente se encaró con una persona trastornada que abandonaba una parroquia con un rifle de asalto semiautomático, escasos segundos después de que se escucharan decenas de tiros en su interior.

Lo que sí se sabe es que no fue la primera vez que este exmilitar tuvo que hacer frente a las consecuencias de sus actos. Años antes de conocer a Danielle, en abril de 2011, Devin contrajo matrimonio con Tessa K. Kelley, con quien tuvo un hijo.

Sin embargo, este primer matrimonio apenas duró unos meses debido a los malos tratos sufridos tanto por ella como por su hijo, según denunció Tessa en 2012 ante las autoridades locales.

Licenciado por mala conducta Esta actitud no pasó desapercibida para las Fuerzas Aéreas estadounidenses, de las que el tejano formaba parte desde 2010, que optaron por someterle a una corte marcial por malos tratos a su familia, lo que le acabó costando doce meses de arresto, ser degradado y, finalmente, ser licenciado por mala conducta.

Kelley distaba mucho de ser un piloto y sus funciones se limitaban a tareas logísticas, en la base aérea de Holloman, en Nuevo México.

Sin embargo, pese a no haber tenido la opción de combatir en primera línea de fuego, o tal vez precisamente por este motivo, la afición de Kelley por las armas era bien conocida por sus allegados. El tirador disfrutaba largas temporadas en casa de sus padres, en un propiedad en las afueras de San Antonio de más de diez mil metros cuadrados, donde pasaba las horas muertas afinando su puntería.

18 julio 1984. Oliver Humberty, veterano de Vietnam, mata a tiros a 22 personas en un restaurante en San Diego (California).

20 agosto 1986. Patrick Henry Sherrill, un cartero estadounidense amenazado de despido, acaba con la vida de 14 personas en una oficina postal de Edmond (Oklahoma).

29 diciembre 1987. Gene Simmons, sargento retirado, perturbado por sus problemas económicos, asesina a 16 personas, de ellas cinco miembros de su familia, en Russellville (Arkansas).

16 octubre 1991. El camionero George Hennard causa 22 muertos en una cafetería de Killeen (Texas) antes de suicidarse.

20 abril 1999. Dos estudiantes matan a 13 personas y hieren a 23 en la escuela de Columbine, en Littleton (Colorado), antes de suicidarse.

16 abril 2007. Seung-Hui Cho, de 23 años, acaba con la vida de 32 personas y se suicida en el campus universitario en Blacksburg (Virginia).

5 noviembre 2009. El psiquiatra militar Nidal Hasa mata a tiros a 13 personas en el Centro de Procesamiento de Preparación de Soldados en Fort Hood (Texas).

14 diciembre 2012. Adam Lamza mata a 26 personas, entre ellas 20 niños, en una escuela primaria de Newtown, en Connecticut.

16 septiembre 2013. Aaron Alexis mata a 13 personas antes de acabar con su vida en el Mando de Operaciones de la Armada en Washington DC.

2 diciembre 2015. 14 personas fallecen en un tiroteo registrado en un centro de ayuda para discapacitados en San Bernardino (California).

12 junio 2016. El ciudadano estadounidense de origen afgano Omar Mateen mata a 49 personas en un club gay de Orlando (Florida).

1 octubre 2017. Al menos 59 muertos (incluido el autor) en un tiroteo contra los asistentes a un concierto de música country en Las Vegas.