Uno de los subproductos de la guerra civil siria -en realidad, de toda la ristra de “guerras islámicas” que han asolado el Oriente Medio desde la invasión soviética de Afganistán- es el creciente número de mercenarios que atormentan el mundo actual. Y en este mundo de la muerte al mejor postor destaca fuertemente el Irán como uno de los principales contratistas.

Las aspiraciones hegemónicas de Teherán en el mundo musulmán, con su apoyo a Hamás en Palestina y a los Assad en Siria, desembocó en la creación de un auténtico cuerpo expedicionario (las brigadas Qud) y una constante actividad bélica de largo alcance. De largo alcance, porque los ayatolás prevén un próximo rebote de lasviolencia en Afganistán: en cuanto se retiren de allá las tropas occidentales, resurgirá el imperio talibán, doblemente odiado, por aliado de Arabia Saudita y por ser musulmanes suníes. Y para ese día Teherán prevé su intervención militar en Afganistán, principalmente con las brigadas Qud y las brigadas de voluntarios afganos que tiene actualmente enrolados en Siria.

Los ayatolás hablan de la “división afgana”, pero su número es cómo máximo de 18.000 voluntarios. Unos cuantos de ellos son veteranos de las guerras afganas, pero la gran mayoría ha sido reclutada entre el millón de afganos que se han refugiado ilegalmente en Irán y malviven acuciados por la pobreza extrema y el miedo a la expulsión del país. Para ellos el enrolamiento en la “división Afgana” significa dinero y legalidad.

Porque después de tres enganches consecutivos de tres meses cada uno reciben automáticamente el permiso de residencia y trabajo en Irán. Y mientras están sirviendo, el sueldo mínima es el equivalente de 770 € mensuales, que no es ninguna fortuna para el nivel de vida iraní, pero sí una garantía contra la miseria.

La paga y el premio -los botines en campaña no se contabilizan- son aliciente suficiente para muchos jóvenes pese a que no abren de par en par las puertas del bienestar. Estas las abren más bien la muerte. Los familiares (viudas, hijos, padres) de los caídos en combate reciben automáticamente la ciudadanía iraní y una pensión de viudedad/orfandad de 250 € mensuales, amén de un trato más que benevolente por parte de las autoridades a la hora de buscar trabajo, asistencia social o vivienda.

De ser cierto lo que dice la prensa de Irán y las naciones vecinas, Teherán ha creado la “división afgana” y las brigadas Qud en previsión de nuevos conflictos armados. El enfrentamiento con Riad irá seguramente a más y después de lo visto en Siria, Yemen y Afganistán, el recurso a la confrontación armada resultará inevitable. Sobre todo, si a falta de muchas y hábiles maniobras políticas, Irán se ve en la tesitura de aprovechar su gran superioridad demográfica frente al bloque saudí.