Londres - La primera ministra británica, Theresa May, decidió ayer tomar cartas en el asunto y abrir una investigación para esclarecer el escándalo sexual que salpica a su adjunto, Damian Green, por su acoso a Kate Maltby, treinta años más joven, en unos hechos ocurridos en un pub de Londres en 2015.
Maltby, que ejercía como primera secretaria, explicó al diario conservador The Times que Green le había “tocado” fugazmente la rodilla durante una reunión en un pub de Waterloo en 2015 y como un año después le envió un mensaje de texto “sugerente” después de ver una fotografía suya publicada en un diario en la que llevaba puesto un corsé. La conservadora asegura que volvió a estar en contacto con Green tras su nombramiento en el gabinete tory, pero dudaba de que éste supiera como de “incómoda, avergonzada y implicada profesionalmente” se sintió por el presunto incidente. Sin embargo, para Green su mensaje de texto fue enviado con el espíritu de “dos amigos que acordaron reunirse para ponerse al día regularmente”.
Green, uno de los aliados políticos más cercanos a May, dijo que cualquier acusación de acoso sexual a Maltby era “falsa y profundamente dañina”. La actitud de la premier May ayer fue pedir al secretario del Gabinete, Jeremy Heywood, que “establezca los hechos e informe (sobre ellos) lo antes posible”.
Mientras esto sucede, varias figuras tories piden que se suspenda a Green de ejercer su cargo. En el caso de Anna Soubry, una diputada conservadora, cuestionó en declaraciones a la cadena de televisión Sky por qué Damian Green no ha sido apartado durante la investigación por unas acusaciones que tilda de “muy graves”. En el caso de la parlamentaria conservadora Margot James, apuntó a que las afirmaciones Maltby no justificaban “la renuncia de nadie, ni temporalmente ni de ningún otro tipo”, concluyó.
La activista reveló que había acudido a Green, un viejo amigo de sus padres, en busca de consejo para comenzar a implicarse en las causas de los tories. Su sorpresa fue cuando al llegar a un pub del barrio londinense de Waterloo, el veterano político le tocó la pierna y abordó los supuestos “escándalos” que se producen en el seno de Westminster. A partir de ese episodio, Maltby rompió todo el contacto con el político hasta un año después, cuando recibió el citado mensaje en su móvil.
Ahora Green está estudiando publicar una decena de mensajes para defenderse de que hizo acciones inapropiadas y probar que Maltby y él eran amigos. Además, estaría buscando consejo en el estudio de abogados británicos Kingsley Napley para defenderse de las acusaciones por difamación.
A principios de esta semana, la primera ministra escribió al presidente de los Comunes, John Bercow, exigiendo nuevas reglas para gobernar el comportamiento de los parlamentarios después de que se revelara la existencia de un expediente en el que estarían implicados hasta 36 de los actuales parlamentarios de Westminster.
Oleada de acusaciones Durante la sesión parlamentaria de ayer, May fue acusada de tener pruebas hace tres años de casos de abuso sexual dentro de su partido pero había hecho oídos sordos. El caso de Green es el del político británico de mayor rango en una oleada de acusaciones y rumores sobre acoso sexual y abuso en Westminster.
En el caso de los partidarios laboristas, iniciaron también una investigación independiente sobre las afirmaciones de Bex Bailey, de 25 años, quien afirmó que un miembro de esa formación la persuadió para que no denunciara una supuesta violación que sufrió en un evento del partido en 2011, cuando tenía apenas 19 años, por miedo a dañar su prometedora carrera política. La política de su líder, Jeremy Corbyn, es de “tolerancia cero” ante actitudes sexistas, de acoso o abuso.