Moscú - El exsubdirector del KGB Nikolái Leónov aseguró ayer que se reunió con Lee Harvey Oswald en México un mes antes del asesinato de John F. Kennedy y consideró “imposible” que “ese demente” fuera el autor del magnicidio, ocurrido el 22 de noviembre de 1963. “Me reuní con Oswald en México más o menos un mes antes del asesinato de Kennedy. Vino a la embajada a buscar la forma de salir urgentemente con destino a la URSS. Me dijo que lo estaban persiguiendo y que quería regresar para salvar su vida”, explicó. El veterano agente subrayó, en perfecto español, que Oswald “no pudo ser el ejecutor material del asesinato”. “Es imposible. Era un hombre desgastado, extremadamente flaco y pobremente vestido. Estaba muy nervioso. Le temblaba todo, de las manos a los pies. Ni siquiera le pude estrechar la mano. Su estado era horrible”, declaró en una conversación telefónica.
Leónov, que trabajaba entonces como agente del KGB en México y tenía una estrecha relación con los Castro, destacó que Oswald insistía constantemente en que “estaba siendo presionado por fuerzas oscuras que no podía explicar”.
“Estaba tan nervioso que fue incapaz de escribir la solicitud”, añadió Leónov, al rememorar una visita a la embajada soviética de la que estaba al tanto la CIA estadounidense, según se desprende de los documentos desclasificados por orden del presidente de EEUU, Donald Trump. El entonces agente soviético explicó a Oswald que, al tratarse de un ciudadano de Estados Unidos que acababa de regresar de la URSS, recibir un visado y obtener de nuevo la ciudadanía soviética eran trámites que requerían “mucho tiempo”. “No dependía de la embajada. Era una decisión que correspondía al presidium del Soviet Supremo. Hablamos no más de una hora. Como le dijimos que no, se marchó todo enojado. Fue a la embajada cubana y recibió la misma respuesta”, señaló. De ahí la “sorpresa” de Leónov cuando, después de unas semanas, apareció en la televisión estadounidense y “fue presentado como el asesino de Kennedy”.
Despertaba compasión “Era un desgraciado enfermo. Sólo despertaba compasión. El KGB nunca se lo tomó en serio. ¿Quién se lo iba a tomar en serio? Si usted lo tuviera delante hoy en día tampoco se lo tomaría en serio”, subrayó.
Cuando vio por la televisión cómo le mataron en Dallas (Texas, EEUU), Leónov se convenció “al ciento por ciento” de que era “un chivo expiatorio”. En su opinión, Oswald fue elegido como peón en el complot ultraconservador para matar a Kennedy por haber vivido en la URSS entre 1959 y 1962.
“Una vez asesinado Kennedy, había que matar a Oswald, ya que en sus primeras declaraciones aseguró que nunca había disparado contra el presidente”, recordó. A juicio de Leónov, “ese pobre muchacho no tenía nada contra Kennedy”. “Se lo pregunté y me dijo que no tenía nada contra el presidente, que no tenía enemigos. Un hombre enfermo no puede hacer esas cosas. No me tomen por pendejo. Necesitaba tratamiento médico y psicológico. Era un tipo que tenía parkinson”, detalló. Puntualizó que, cuando llegó a la embajada, llevaba un arma encima, ya que tenía “manía persecutoria”. “Me enseñó el revólver. Pensaba que le estaban esperando en la cada esquina para matarlo. Hacía reflexiones ilógicas y sin fundamento. Sufría de una demencia evidente”, narró.