Ginebra - La comunidad internacional mostró ayer su solidaridad al prometer 335 millones de dólares para paliar la situación provocada por la llegada de más de 600.000 refugiados rohinyás a Bangladesh en casi dos meses, el mayor éxodo desde los años noventa y la peor crisis humana por su rapidez y magnitud. Ayer se celebró en Ginebra una conferencia de donantes con el fin de recaudar fondos para financiar el llamamiento humanitario de 434 millones de dólares solicitados por la ONU para asistir en los próximos cuatro meses a más de un millón de personas. “Este dinero será extremadamente útil para poder organizar y estructurar las respuestas a una de las peores crisis de desplazamiento jamás vivida”, dijo al concluir el evento el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.
Treinta y cinco Estados miembros de la ONU y varias entidades prometieron desembolsos, y otros países afirmaron que lo harían en los próximos días, para ayudar a los rohinyás que huyeron de Birmania.
La asistencia se destinará a más de 600.000 refugiados que han llegado a Bangladesh desde el pasado 25 de agosto, cuando estalló una dura represión por parte de las autoridades birmanas como respuesta a una serie de atentados terroristas contra las fuerzas de seguridad, así como para ayudar a los más de 300.000 refugiados que habían llegado en previos éxodos, y a los bengalíes que los acogen. “Esta es la más rápida crisis de desplazamiento en el mundo. Es una pesadilla, que además tiene una base étnica. Estamos lejos de 20.000 llegadas al día, pero siguen llegando entre mil y tres mil personas al día”, denunció el director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing. “A este paso habrá en poco tiempo un millón de personas a las que asistir”, entre los recién huidos y los que ya lo habían hecho anteriormente, subrayó en una rueda de prensa.
que no sean sólo promesas Los donantes tradicionales, la Unión Europea, Estados Unidos, Suiza y los países árabes, prometieron generosas contribuciones, pero los altos funcionarios de la ONU recordaron la importancia del rápido desembolso. “Agradezco la generosidad de muchos, pero recuerdo que las promesas deben convertirse en contribuciones concretas”, afirmó el máximo responsable humanitario de la ONU, Mark Lowcock,quien recordó que “existe la muy probable posibilidad” de que la crisis se enquiste durante bastante tiempo y en unos meses la ONU deba pedir más dinero, dado el rechazo de las autoridades birmanas a aceptar que los rohinyás son sus compatriotas y no supuestos emigrantes bengalíes.
Los refugiados rohinyás forman parte de una minoría musulmana que Birmania (Myanmar) no reconoce como ciudadanos, por lo que son apátridas, visión que no comparte el resto del mundo y que quedó clara ayer en la mayoría de los discursos. Altos responsables de las agencias humanitarias de la ONU, portavoces de ONG y representantes de países estuvieron de acuerdo en destacar que la asistencia humanitaria es esencial y urgente, pero que igual de importante era reconocer que las causas originarias del problema estaban en Birmania y que por lo tanto la solución a largo plazo también recaía en el Gobierno de Rangún. - Efe