Londres - Tras varios meses con falta de progreso en las negociaciones entre Londres y Bruselas para conseguir un acuerdo en la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ayer se vieron los primeros pasos de entendimiento tras la cumbre europea, dando vía libre a que se empiece a negociar el capitulo comercial en diciembre.
Los líderes de la Unión Europea dieron luz verde para que se allane el camino para esta nueva ronda de conversaciones “tan pronto como sea posible”. Este avance se produce gracias a que Alemania y Francia retiraron su bloqueo, después de las peticiones personales de la primera ministra británica Theresa May, para conseguir un progreso urgente.
Los líderes de la UE aceptaron bajo el entendimiento de que la premier británica hará más concesiones económicas en las próximas semanas para conseguirlo. Sin embargo, la premier conservadora se negó a concretar la factura final, limitándose a señalar que será una parte del “acuerdo final”.
La prensa británica cita cómo May se comprometió con el resto de líderes a cumplir así su promesa, hecha en un discurso en Florencia el mes pasado, en el que dijo que se haría cargo de los compromisos financieros del divorcio. Sin embargo, negó haber dicho a otros líderes de la UE que el Reino Unido podría pagar muchos más millones de libras que los 20.000 con que especulan los medios.
Esos compromisos están siendo ahora analizados “línea por línea” y agregó que los contribuyentes británicos no esperan que su gobierno haga otra cosa. Sin embargo, las especulaciones triplican la citada cifra. May no negó haberlo prometido cuando fue preguntada en la conferencia de prensa, ni tampoco rechazó la idea de que fuese a ponerlas tan fácilmente sobre la mesa.
“Soy ambiciosa y positiva sobre el futuro de Reino Unido y estas negociaciones”, dijo la líder británica. “Pero sé que aún tenemos un camino por recorrer. Ambas partes se han acercado a estas conversaciones con profesionalidad y un espíritu constructivo y deberíamos reconocer lo que se ha logrado hasta la fecha”.
Así, insistió en que todo lo acordado sobre el dinero estaba sujeto al éxito de un acuerdo final. “El acuerdo completo y final solo se puede hacer en ese contexto particular”, puntualizó, diciendo que para el desembolso final de Reino Unido “habrá que ver pago por pago”.
Pese a los primeros momentos en los que se apuntaba al avance, otros líderes de la UE volvieron a repetir que hasta que no se cerrasen las cuestiones de los derechos de los ciudadanos, la obligación financiera del Reino Unido y la frontera en Irlanda del Norte, no comenzarían los “preparativos internos” para la segunda fase.
En el caso de la canciller alemana, Angela Merkel, apuntó a que había señales “alentadoras” de progreso en las negociaciones del Brexit y que se estaba avanzando “paso a paso”. Merkel confió en que se pueda iniciar en diciembre la segunda fase de las conversaciones, pero no ocultó que dependerá “en gran medida” de avances en las ofertas de Londres y en concreto en un acuerdo sobre la factura de salida. “Esperamos estar preparados en diciembre para iniciar la segunda fase, pero depende en gran medida en que el Reino Unido haga avances que nos permitan decir que ha habido progresos suficientes”, expresó en una rueda de prensa tras la cumbre de la UE a 27. “El acuerdo financiero es una cuestión dominante en este aspecto”, manifestó abiertamente.
Estancamiento exagerado Los informes que apuntaban al estancamiento de las negociaciones del Brexit podrían haber sido exagerados, reconoció el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, después de la cumbre de ayer en Bruselas que duró dos días. Tusk explicó a los periodistas su “impresión de que los informes del estancamiento entre la UE y el Reino Unido han sido exagerados”.
El progreso no ha sido “suficiente” para comenzar las negociaciones comerciales con el Reino Unido, tal y como pide Bruselas, pero “eso no significa que no haya ningún progreso”, dijo el líder europeo. Tusk apuntó a que sentía que había “buena voluntad” entre ambos lados, por lo que quizás él es más optimista que otros.
Tusk intenta así evitar diferencias con el principal negociador del Brexit de la UE, Michel Barnier, quien describió como estancadas las conversaciones entre ambas partes a principios de este mes. Tusk no quiso entrar en polémicas y precisó que no estaba en desacuerdo con Barnier, pero apuntó a que su papel era ser un “motivador positivo para las próximas cinco o seis semanas”. El Reino Unido debe abandonar la UE en marzo de 2019, después del resultado del referéndum del año pasado. En ocasiones, Londres admite incluso la posibilidad de no llegar a un acuerdo y abandonar el bloque común sin la firma de un documento que exponga los detalles del divorcio.
Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, dijo que esperaba que fuese posible llegar a un “acuerdo justo” con Reino Unido. “Nuestro escenario de trabajo no es el que no haya tratado. Detesto ese escenario. No sé qué significa eso”, reclamó.