Viena - La campaña para las elecciones generales de mañana en Austria, que concluyó ayer, ha estado marcada por el debate sobre la llegada de refugiados de los dos últimos años y sobre los límites a la inmigración que tanto ultranacionalistas como democristianos proponen como solución a casi todos los problemas.

Con la economía creciendo, el paro a la baja y sin conflictos sociales, la llegada de inmigrantes al país se ha convertido en el tema estrella, con mucho populismo y poco razonamiento. El jueves por la noche, en el último gran debate electoral televisado, los candidatos cabeza de lista de los cinco partidos parlamentarios dejaron claro sus prioridades para la próxima legislatura.

Los Verdes ecologistas destacaron la lucha contra el cambio climático, los NEOS liberales la educación, y los ultras del FPÖ el bloqueo de la inmigración. Desde los dos partidos gobernantes, el canciller federal Christian Kern, del partido socialdemócrata (SPÖ), puso el acento en el pleno empleo mientras que el aspirante del Partido Popular (ÖVP), Sebastian Kurz, insistió en asegurar el Estado del bienestar, con el recorte de ayudas a los inmigrantes.

La llegada desde 2015 de unos 150.000 inmigrantes de Oriente Medio, África y Asia domina desde entonces la política austríaca. Y eso a pesar de que no es la primera vez que Austria recibe en poco tiempo a un gran número de refugiados. En los últimos 60 años el país alpino, situado entre el oeste y este de Europa, vivió oleadas de inmigrantes húngaros, checoslovacos y yugoslavos, que huían de las dictaduras comunistas o de la guerra. Sin embargo, ninguno de estos movimientos migratorios marcó tanto el debate político como la que arrancó hace dos años.

conservadores escorados a la ultraderecha La inmigración, mezclada con la supuesta “islamización” de Europa y con la amenaza terrorista, ha dejado de ser el tema predilecto de la ultraderecha y ha entrado en el programa de democristianos y, en menor medida, de socialdemócratas. El FPÖ, que lleva años alertando del supuesto peligro de la inmigración, primero con los trabajadores del Este de Europa y luego con los refugiados musulmanes, ha centrado su mensaje en que es “injusto” que “refugiados económicos” lleguen a Austria y, sin haber cotizado nunca, reciban ayudas sociales.

El mismo argumento de “justicia” aparece en el programa electoral de Kurz, el nuevo líder del ÖVP y actual ministro de Exteriores, al que los sondeos ven como probable ganador el domingo, delante de unos casi empatados socialdemócratas y ultraderechistas. El joven ministro, de solo 31 años, se atribuye el mérito de haber “sellado”, en colaboración con varios países de la región, la llamada “ruta de los Balcanes”. Por esta ruta accedieron en 2015-2016 más de un millón de personas a Europa central, escapando de conflictos en Oriente Medio.

“No podemos sorprendernos si nuestro sistema social es atractivo para la emigración, dentro y fuera de la UE”, resume la parte del programa del ÖVP dedicada a la “nueva justicia y responsabilidad”. Así, asegura que se podrían ahorrar 1.500 millones de euros por año si se detiene la “inmigración al sistema social”, con medidas como que los trabajadores de países UE puedan optar a ayudas sociales solo tras cinco años de residencia. Para los solicitantes de asilo, Kurz propone una renta mínima light, (de 560 euros, o sea, el 66 % de la renta mínima habitual), sometida al cumplimiento de objetivos de integración.

Mientras, el FPÖ mantiene el discurso del incesante aumento de “la afluencia de refugiados económicos y falsos asilados”, que ha causado un “masivo problema de criminalidad extranjera”. Según datos oficiales, el 28% de los extranjeros sospechosos de haber cometido delitos el año pasado eran ciudadanos de la UE, frente a un 22% de solicitantes de asilo. El incremento de los delitos cometidos por refugiados en 2016, un 54% respecto a 2015, no es sin embargo proporcional al aumento de refugiados, que desde 2014 ha crecido un 215%. Además, datos oficiales indican que la gran mayoría de los delitos cometidos por refugiados tuvieron como víctimas a otros refugiados, y no a ciudadanos austríacos. El FPÖ también lanza el mensaje de que “hay que parar la islamización” y de que fue una “irresponsabilidad” abrir en 2015 la frontera control alguno a quienes huían de la guerra.

Desde el SPÖ, Kern reconoce la necesidad de hablar de inmigración y refugiados porque es un tema que “preocupa” a la gente. Pero al mismo tiempo denuncia que el FPÖ y el ÖVP recurren a la idea de “menos refugiados” como una especie de mantra para atajar cualquier problema del país.