Ginebra - La destrucción de viviendas, ganado, reservas de alimentos, cultivos y hasta árboles en las aldeas que habitaban los rohinyás de Birmania muestra la intención de hacer imposible su retorno, según la ONU, que habló de indicios de que se han sembrado minas antipersonales en la frontera con Bangladesh. “Todo esto también indica un esfuerzo por borrar cualquier señal o punto de referencia geográfico del entorno rohinyá para que un retorno a sus tierras no conduzca más que a un terreno irreconocible y de desolación”, constató un equipo de la ONU que entrevistó a decenas de refugiados rohinyás y que presentó ayer sus conclusiones. La información recogida apuntala las denuncias de que desde el pasado 25 de agosto se está produciendo una limpieza étnica en el norte del estado de Rakáin (oeste de Birmania), donde se estima que viven 1,2 millones de personas de la minoría musulmana rohinyá.
Desde entonces, 590.000 personas han huido a la localidad fronteriza de Cox’s Bazar, en Bangladesh. La misión de la ONU no sólo recolectó testimonios de las atrocidades contra los rohinyás en Birmania, sino informaciones creíbles sobre la siembra de minas antipersonales en la frontera “probablemente para impedir el retorno de los refugiados”, dijo a la prensa el jefe del equipo de la ONU, Thomas Hunecke. El experto en derechos humanos afirmó que se han documentado once incidentes y que en visitas a instalaciones sanitarias los médicos “se refirieron varias veces a la llegada de pacientes víctimas de minas”. La ONU reveló que hay indicios que hacen pensar que la campaña militar contra los rohinyás había sido preparada con mucha anticipación. - Efe