Viena - Austria elige el próximo domingo un nuevo Gobierno, en unas legislativas adelantadas en las que el Partido Popular Austríaco (ÖVP) se perfila como el probable ganador gracias a la popularidad de su flamante líder, el actual ministro de Exteriores, Sebastian Kurz. Todos los sondeos coinciden en vaticinar que Kurz podría convertirse a sus 31 años de edad en el dirigente más joven de la Unión Europea (UE), tras asumir en mayo las riendas de su partido y reorientarlo hacia la derecha con un discurso contra la inmigración.
Con cerca del 33% en la intención del voto, saca una importante ventaja a sus dos grandes contrincantes, el Partido Socialdemócrata (SPÖ) del canciller federal, Christian Kern, y el ultraderechista Partido Liberal (FPÖ), liderado por el populista Christian Strache.
Según la encuesta más reciente, publicada el domingo pasado por el diario Kleine Zeitung, los socialdemócratas obtendrían el 27% de los sufragios, seguidos de cerca por el FPÖ (25%). Tales cifras, más la promesa del jefe socialdemócrata de que pasará a la oposición si no logra ganar las elecciones, pueden suponer la apertura de las puertas del poder a la extrema derecha.
Es que el resto de partidos -Los Verdes (ecologista), Neos (liberal) y Lista Peter Pilz (izquierdista, escindido de Los Verdes)-, obtendrían porcentajes demasiado bajos, entre el 5-7% cada uno, como para ser relevantes a la hora de formar una coalición de gobierno.
El FPÖ, desplazado por el ÖVP del primer lugar de apoyo popular que ostentaba hasta hace pocos meses, aparece así como el aliado más probable en una futura coalición liderada por Kurz. Ya antes de ser líder del ÖVP, el ministro de Exteriores era el político más popular entre sus conciudadanos, no sólo por su juventud y aplomo, sino también por su defensa de una política restrictiva de inmigración, algo que demostró en la práctica al fomentar el cierre de la ruta de los Balcanes.
Ahora, además de abogar en el seno de la UE por cerrar también la vía mediterránea para los refugiados, promete alivios fiscales a los “austríacos trabajadores” que costearía en parte mediante una bajada de las ayudas a los asilados.
Ideas filonazis antiinmigrantes Esta postura lo acerca a Strache, de 48 años, quien ha llegado a acusarle de haberse apoderado de sus ideas y propuestas que lleva defendiendo desde hace años. No obstante, algunos observadores no descartan que el SPÖ, con tal de impedir que suba al poder una extrema derecha xenófoba, euroescéptica y filonazi, termine por acceder a reeditar la llamada “gran coalición” con el ÖVP.
En ese caso, y siempre que el voto coincida con los sondeos, el único cambio que verían los austríacos es que los segundos pasarían a primeros, y viceversa, en la sempiterna coalición de los dos partidos que han dominado la escena política de la república alpina desde 1945, y que está actualmente liderada por el SPÖ de Kern.