Dacca - El Gobierno de Bangladesh protestó ayer ante Birmania (Myanmar) por una serie de violaciones de su espacio aéreo llevadas presuntamente a cabo en los últimos días por drones y helicópteros birmanos, en medio del flujo de miembros de la minoría musulmana rohinyá que llegan a territorio bangladesí.

Bangladesh advirtió de que estos incidentes “provocativos”, que se produjeron el 10, 12 y 14 de septiembre, pueden tener consecuencias “injustificables” y pidió al Gobierno birmano que tome medidas para que no se vuelvan a repetir.

A principios de mes, Dacca ya denunció incidentes similares presuntamente perpetrados por helicópteros birmanos en la frontera.

La nueva protesta se produce en medio de la crisis desatada el 25 de agosto, cuando un grupo insurgente rohinyá atacó instalaciones policiales y militares en el estado de Rakhine, en el noroeste de Birmania, lo que fue respondido con una operación militar en la zona.

Desde entonces, al menos 391.000 rohinyás han llegado a Bangladesh, que ha instado repetidamente a Birmania a aceptar el regreso de los refugiados de esta comunidad musulmana.

La nueva oleada de refugiados se produce después de que a finales del año pasado el Ejército birmano llevara a cabo otra campaña militar tras un ataque insurgente, que en aquella ocasión provocó el éxodo de más de 80.000 rohinyás y la condena de organismos internacionales y organizaciones de Derechos Humanos.

El flujo de refugiados rohinyás que llegan a Bangladesh huyendo de Birmania (Myanmar) se ha estabilizado en torno a los 390.000, una pausa temporal por el mal tiempo en el mar que solo vaticina más refugiados en el futuro en un volumen que la ONU cree que puede llegar a ser el doble del actual. “Tenemos que tener presente que el número (de refugiados) podría duplicarse en las próximas semanas”, dijo Robert Watkins, coordinador residente de la ONU en Dacca.

La situación en los campos de refugiados y fuera de ellos sigue siendo muy precaria cuando se cumplen tres semanas del inicio de la crisis en el oeste de Birmania con una operación militar que el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU ha tildado de “limpieza étnica de manual”.

Watkins admitió que las agencias del organismo no están siendo capaces de llegar a todos los rohinyás, pero espera que en los próximos días refuercen tanto su personal como los recursos para dar una respuesta mucho más contundente a este drama humanitario. “Soy consciente del problema, está siendo extremadamente difícil llegar a todo el mundo”, admitió. Mientras tanto, el Ejército bangladesí se encargará a partir de ahora de llevar los suministros de ayuda internacional que lleguen a Bangladesh hasta los campos de refugiados rohinyás. - Efe