Moscú - Los Ejércitos ruso y bielorruso arrancaron ayer cerca de la frontera con Polonia y los países bálticos unos ejercicios militares que han sido criticados por la OTAN por la falta de transparencia sobre el número de efectivos y su objetivo. Moscú y Minsk aseguran que las maniobras conjuntas son “exclusivamente defensivas” y no representan “ninguna amenaza” ni para la OTAN ni para los países vecinos, pero estos no se dan por satisfechos con las explicaciones. Y es que similares maniobras dieron paso en 2008 a la invasión de la región separatista georgiana de Osetia del Sur y en 2014 a la anexión rusa de la península -entonces ucraniana- de Crimea. Por ello, aviones-espía de EEUU, Reino Unido, Francia y Suecia sobrevuelan desde hace días la frontera con el enclave báltico ruso de Kaliningrad y el Pentágono ha enviado dos bombarderos estratégicos, B1B y B52H.

Las Zapad (Occidente) 2017, que se prolongarán hasta el 20 de septiembre, se celebran en polígonos militares en el oeste de Bielorrusia y las regiones rusas de Leningrado, Pskov y Kaliningrado, región encajada entre Polonia y Lituania.

Durante las maniobras los participantes “deben hacer frente a grupos extremistas que han penetrado en el territorio de la Unión Estatal (de Rusia y Bielorrusia) para cometer atentados terroristas”, explicó. El plan maestro es preparar a las tropas de ambos países ante una posible agresión exterior en su flanco occidental, es decir, por parte de la Alianza Atlántica.

Los militares incluso inventaron tres Estados agresores: Veishnoria (oeste de Bielorrusia); Vesbaria (Lituania y Letonia), y Lubenia (Polonia y Lituania).

“Zapad no hay que interpretarlo en su más amplio sentido político como un término geográfico que incluya a los países occidentales, es decir, la Unión Europa y la OTAN. Se refiere a la parte occidental de Rusia y Bielorrusia”, explicó el viceministro de Defensa ruso, Alexandr Fiomin, quien insistió en que los bálticos pueden “dormir tranquilos”. En la primera jornada las defensas antiaéreas estacionadas en el oeste de Rusia derribaron ayer 20 objetivos enemigos, además de varios cazas y helicópteros; mientras fue puesta en alerta una brigada de tanques en la región de Moscú que serán enviados a Bielorrusia.

Según fuentes rusas y bielorrusas, en los maniobras toman parte unos 12.700 efectivos, de ellos 7.200 bielorrusos y el resto rusos. Además, participarán unos 70 aviones y helicópteros, casi 700 piezas de armamento y vehículos militares, incluido tanques y lanzaderas de misiles, y también diez buques de la Flota rusa del Báltico.

El general ruso Andréi Kartapolov, comandante del distrito militar occidental, subrayó que “el guión de los ejercicios no tiene nada que ver como las invenciones aparecidas en el extranjero”.

Pero los aliados denuncian que se trata de las mayores maniobras de los últimos años y que en ellas toman parte más de 100.000 efectivos, según Michael Fallon, ministro de Defensa británico.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, criticó hace una semana en Estonia la falta de transparencia de Rusia y aseguró que la Alianza seguirá muy de cerca las maniobras conjuntas.

Negó que los ejercicios representen una “amenaza inminente”, como han advertido los vecinos de Rusia, pero recordó que similares maniobras fueron precursoras de “agresivas acciones militares contra sus vecinos”.

Polonia y los países bálticos han alertado a Bruselas sobre lo que consideran un intento de Rusia de amedrentar a sus vecinos, por lo que creen justificado el aumento de la presencia militar aliada en la zona con cuatro nuevos batallones, decisión muy criticada por el Kremlin.