Bruselas - El negociador jefe de la Comisión Europea (CE) para el Brexit, Michel Barnier, se mostró ayer “preocupado” por las propuestas del Reino Unido para la isla de Irlanda tras la salida británica de la Unión Europea (UE). “La solución para la cuestión de la frontera deberá ser única. No puede preconfigurar la futura relación entre la Unión Europea y el Reino Unido. Exigirá a las dos partes ser flexibles y creativos. Lo que veo en los documentos del Reino Unido sobre Irlanda e Irlanda del Norte me preocupa”, afirmó.
El político francés hizo estas declaraciones durante una rueda de prensa en la que presentó nuevos documentos de posición de los Veintisiete sobre el Brexit y en la cual también se mostró dispuesto a “acelerar e intensificar” el ritmo de las negociaciones entre Bruselas y Londres.
Sobre los motivos de su preocupación por la postura británica, explicó que el Gobierno de la primera ministra Theresa May quiere que el club comunitario “suspenda” la aplicación de sus leyes, unión aduanera y mercado único “en lo que será una nueva frontera externa para la UE”, así como convertir Irlanda “en una especie de caso de prueba” para la futura relación aduanera entre los dos bloques. “Esto no ocurrirá”, recalcó el negociador de la Comisión Europea. El documento sobre la cuestión irlandesa publicado ayer subraya que es responsabilidad del Reino Unido asegurar que sus propuestas para Irlanda ante el Brexit tengan en cuenta y protejan el contexto y los marcos políticos, económicos, de seguridad, sociales y agrícolas “muy específicos y entrelazados” en la isla. “Hemos visto en estas negociaciones que el interés de Irlanda es el interés de los Veintisiete y viceversa”, afirmó Barnier, quien destacó la importancia de evitar una frontera “dura” entre los condados bajo soberanía del Reino Unido y la República de Irlanda.
La semana pasada, una vez concluida la tercera ronda de negociaciones entre Londres y Bruselas, el político francés lamentó la falta de “progresos decisivos” en las cuestiones principales sobre la salida del Reino Unido de la UE, como los derechos de los ciudadanos y el acuerdo financiero. Sin embargo, añadió que la discusión sobre Irlanda había sido “fructífera”. El excomisario galo también precisó ayer que la UE desea un acuerdo “ambicioso” con los británicos una vez que hayan abandonado el club comunitario no solo en el ámbito comercial, sino también en el de la seguridad, la lucha contra el terrorismo o la defensa.
Las prisas británicas La lentitud negociadora británica contrasta con la urgencia con la que abordan otras cuestiones. El ministro británico para el Brexit, David Davis, urgió ayer al Parlamento a respaldar el proyecto de ley de la Gran Derogación, que convertirá en británicas las leyes comunitarias tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) en 2019.
Davis aseguró a los diputados reunidos en la Cámara de los Comunes que es “del interés nacional” apoyar el texto legislativo presentado, llamado también de Retirada de la Unión Europea, que se publicó el 13 de julio y ayer se debatía por primera vez antes de una votación inicial el próximo lunes.
La oposición laborista, liderada por Jeremy Corbyn, ya ha adelantado que se opondrá al proyecto, que, tras el trámite del lunes, se someterá a un periodo de enmiendas previo a ser votado definitivamente por los Comunes y los Lores en una futura fecha, aún no programada.
El Gobierno de la primera ministra, Theresa May, confía en que la legislación sea aprobada sin demasiados problemas con el voto de los conservadores y de los diez diputados del Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte, de quienes depende después de perder su mayoría absoluta en las elecciones del pasado junio. Davis intentó convencer a todos los partidos de la necesidad de “trabajar juntos” para preparar el Brexit o salida británica de la Unión Europea y argumentó que la ley servirá para garantizar “una salida suave” del bloque comunitario. Según dijo, el texto proporcionará “estabilidad al sistema legal” y ofrecerá “certeza a las empresas, los consumidores y los ciudadanos en todo el Reino Unido”. “Espero que todo el mundo en esta cámara reconozca la naturaleza esencial de esta legislación, que es ser la base sobre la que legislaremos en años venideros”, afirmó. - Efe