Houston - Dos explosiones sacudieron ayer una planta química ubicada a unos 25 kilómetros al noroeste de Houston, ciudad del estado de Texas que ha sufrido graves daños por el paso del huracán Harvey. Según informan medios locales, funcionarios del Condado de Harris, donde se ubica la planta, una columna de denso humo negro se elevaba desde las instalaciones tras haberse escuchado las dos explosiones.
Los cuerpos de seguridad desplazados en la zona afectada por los efectos de Harvey decidieron evacuar un radio de casi dos kilómetros alrededor de la planta de la compañía Arkema Inc, ubicada en la localidad texana de Crosby. “Queremos que los residentes locales sean conscientes de que existen productos almacenados en varios lugares de la planta, y la amenaza de explosiones adicionales se mantiene”, indicó la compañía en un comunicado.
Asimismo, explicó que “tal y como habían acordado con las autoridades, la mejor manera de proseguir es dejar que el fuego se apague por sí mismo”. Por su parte, Richard Rowe, jefe operaciones de Akerma en EEUU, aseguró que “la gran cantidad de agua y la falta de electricidad hicieron que no haya habido manera de prevenir la explosión”.
Un agente de policía que se encontraba cerca en el momento de la explosión fue hospitalizado y otros nueve se presentaron en el centro médico para ser analizados tras inhalar el tóxico humo. La planta sufrió un apagón el pasado domingo que afectó a los generadores de reserva en medio de las fuertes lluvias que provocó Harvey a su paso por la zona. Las instalaciones se quedaron entonces sin sistema de refrigeración para productos químicos, que pueden volverse volátiles a medida que sube la temperatura en el exterior, según las fuentes.
Muerte y destrucción Mientras, las tareas de rescate continuaban ayer en numerosas localidades de Texas tras el paso del devastador ciclón Harvey, que ha causado ya más de 30 muertos y decenas de miles de desplazados, y ahora amenaza también a la zona fronteriza con la vecina Luisiana.
En Houston, la ciudad más afectada y donde afortunadamente no ha llovido en las últimas 24 horas, más de 32.000 personas se encuentran alojadas en refugios temporales mientras prosiguen las labores de búsqueda y rescate de damnificados.
El tiempo, además, ha permitido comenzar las tareas de limpieza, una vez que las aguas han comenzado a retroceder en el área de Houston, donde viven en torno a 6,5 millones de personas.
El foco de la tormenta se movía hacia el nordeste, en la frontera entre Texas y Luisiana, donde dejaba copiosas lluvias y un similar rastro de destrucción e inundaciones, lo que obligó a las autoridades a abrir algunos refugios.
“toda” la ciudad anegada Una de las localidades más golpeadas fue Beaumont, con 120.000 habitantes y en el extremo suroriental de Texas, cerca de la frontera con Luisiana, y cuyo jefe de bomberos, Brad Pennison, señalaba que “toda la ciudad” se encontraba anegada y se había interrumpido el suministro de agua potable. Debido a ello, Pennison instó a los ciudadanos a que hirvieran agua antes de su consumo para evitar enfermedades. En una situación similar se encontraba la localidad de Port Arthur, cercana a Beaumont y situada a unos 170 kilómetros al este de Houston.
Precisamente, en Port Arthur, donde viven 50.000 personas, se encuentra Motiva, la mayor refinería de petróleo de Estados Unidos, que este miércoles anunció su cierre temporal “en respuesta a las crecientes inundaciones”.
Dado que esta zona de Texas es el corazón de la industria de refinado de petróleo de Estados Unidos, se calcula que casi un 25% del total de la capacidad del país se encuentra paralizada, lo que los expertos aseguran tendrá un impacto en los precios de la gasolina. El Departamento de Energía de Estados Unidos distribuirá hasta 500.000 barriles de crudo de la Reserva Estratégica de Petróleo del país con el objetivo de ayudar a la industria petrolera a hacer frente al aumento de precios de los combustibles, especialmente de la gasolina, debido a las interrupciones de la producción
Se fue Trump, llega Pence Por su parte, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, viajó ayer a la zona para supervisar las labores y observar de primera mano los trágicos efectos de Harvey, ya convertido en tormenta tropical, después de que el martes lo hiciese el presidente Donald Trump.
Trump, quien regresará a Texas el sábado, aseguró que la tormenta había sido de “proporciones épicas” y prometió respaldo federal.
Se espera que el mandatario anuncie la próxima semana un paquete de asistencia federal, algo que se prevé sea aprobado sin problemas por el Congreso para financiar las labores de reconstrucción.
“Espero que suceda de manera rápida”, dijo Trump durante su visita a Austin, capital del estado. Aunque evitó ofrecer una cifra, el mandatario apuntó que será “de miles de millones de dólares”.
Los expertos en este tipo de catástrofes señalan que el Fondo de Alivio de Desastres Naturales de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, actualmente de 2.200 millones de dólares, se agotará con rapidez dada la magnitud de los daños. Curiosamente, los dos senadores por Texas, los republicanos Ted Cruz y John Cornyn, que ahora han solicitado ayuda del gobierno federal, votaron en contra de una legislación similar para apoyar la respuesta al huracán Sandy, que en 2012 azotó duramente las costas de Nueva Jersey y Nueva York.
El director de FEMA, Brock Long, insistió durante una rueda de prensa en que los trabajadores de la agencia van a estar en Texas “durante semanas”, al remarcar la gran labor que resta por delante. Aunque posteriormente se convirtió en tormenta tropical, Harvey ha sido el huracán más potente en llegar a Estados Unidos desde 2005, cuando el Katrina asoló Nueva Orleans, y el mayor en afectar a Texas desde 1961.
La trayectoria de su desplazamiento prevé que tras cruzar Luisiana llegue a Misuri y Tennessee, aunque en estos territorios llegará mucho más debilitado. - Efe